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Pautas Sencillas que mejorarán tu digestión

Cuando decides tomar el control de tu salud, debes comenzar a mirar con atención el funcionamiento de tu digestión. De allí se desprende la debilidad o mal funcionamiento de cada uno de los órganos del cuerpo. Entonces ajustar tus hábitos alimenticios será el camino para ir conociendo tu organismo y así precisar tus necesidades. Ten en cuenta que:

  • Los pequeños síntomas no deben parecer intrascendentes, como: dolor de cabeza, gases, inflamación, acidez, eructos, mareos, estreñimiento, llenura, mal aliento, vértigo, diarrea, y muchos mas; aunque no lo creas, todos ellos pueden tener su origen en la digestión deficiente. 
  • No puedes olvidar el concepto de bio-individualidad, es decir que el organismo de cada persona es diferente porque lo que tú digieres muy bien a mí puede provocarme indigestión, y viceversa. Recuerda que tu propia experiencia es la mejor verdad.
  • Siempre experimentaremos resistencia al cambio. Por eso atiende una sola idea a la vez, y cuando estes cómodo con el nuevo hábito, enfócate en otro propósito. La teoría de la combinación de los alimentos no es nada restrictiva ya que te permite seguir comiendo con variedad.
  • Organizar el plato con menos diversidad de alimentos te ayudará también a bajar de peso, por la ley de la saciedad; es decir que nos cansamos comiendo mucho de lo mismo. Esto significa que es suficiente lo que hemos comido y no necesitamos mas; de ahí que no conviene frecuentar los restaurantes de autoservicio o “buffet”, donde puedes comer de toda la variedad de alimentos que ofrecen y la cantidad que desees. La gula no solo hace del vientre un dios, sino que también acaba con la salud.

Cómo combinar los alimentos de forma correcta

La página llamada “Soy Como Como” nos da unas buenas claves para ponerlas en practica y aprovechas aquellas que nos sean mas favorables.

  1. Solo comer cuando tienes hambre. El cuerpo es muy listo y está preparado para indicarnos qué debemos hacer en cada situación orgánica (defecar, orinar, comer…). Cuando necesita alimento, nos avisa con la sensación de hambre y es entonces cuando le debemos aportar nutrientes. Si no nos pide, es porque aún está procesando y asimilando los alimentos de la última comida. Comer cuando no se tiene hambre congestiona el sistema digestivo y el proceso natural de depuración del cuerpo se ve alterado.
  2. Comer un solo alimento concentrado a la vez. Los alimentos concentrados son los que no contienen prácticamente agua, como los almidones o carbohidratos y las proteínas. Los alimentos no concentrados son los que contienen un tanto por ciento elevado de agua, como la fruta madura y los vegetales sin almidón. Para facilitar la digestión y ahorrar energía, es muy recomendable incluir un solo tipo de alimento concentrado en el plato. Eso nos lleva a la tercera pauta…
  3. No mezclar proteínas y almidones. Aquí es cuando se rompen los esquemas. Te preguntarás: “¿Qué pasa con el pollo al horno con patatas, las tostadas integrales con pavo, el sushi de atún, el salmón a la plancha con arroz salvaje? ¿Lo he estado haciendo mal durante años y años?”. Pues siento decirte que sí, y tristemente muchos de nuestros platos favoritos tienen esta combinación, pero la clave es saberlo y hacer los cambios a partir de ahora. Para entenderlo mejor, debemos mirar cómo se digieren estos dos tipos de alimentos. Las proteínas necesitan un ambiente ácido formado por ácido clorhídrico y las enzimas llamadas proteasas. Por otro lado, los almidones se digieren en un ambiente alcalino y con la presencia de enzimas amilasas. Si tomamos estos dos alimentos al mismo tiempo, los jugos ácidos y los jugos alcalinos liberados se neutralizarán entre sí y eso hará que el cuerpo deba invertir horas y horas y mucha energía para digerir, y nosotros nos sentiremos más cansados. Cuanto más tiempo pasan estos alimentos dentro del estómago a altas temperaturas (37 ºC), más probabilidad hay de que se produzcan residuos tóxicos. El cuerpo no podrá absorber ni aprovechar del todo los nutrientes del alimento y nosotros tendremos gases y la barriga hinchada.
  4. Los vegetales sin almidón se pueden mezclar con todo. Este grupo combina prácticamente con todo el resto, a excepción de la fruta, que solo se puede mezclar con los vegetales de hoja verde, ya que requieren el mismo tiempo de digestión.
  5. Mezclar almidones diferentes es correcto. Aunque siempre es más fácil digerir cuando no se mezclan demasiados alimentos, es correcto consumir dos tipos de almidones diferentes. La mejor opción es mezclar los almidones con vegetales sin almidón como hojas verdes, brócoli, espárragos… (Vegetales con almidón son: chiviría o parsnip, plátano, papa, calabaza, calabacin, zapallo, arveja, maíz)
  6. Mezclar proteínas diferentes no es correcto. Las proteínas son el grupo mas difícil de digerir por su compleja diversidad de aminoácidos. Como el cuerpo necesita mucha energía y tiempo para digerirlas, no debemos mezclarlas. Así que nada de hacer platos mar y montaña… Podemos, sin embargo, mezclar proteínas de origen vegetal diferentes en un mismo plato: frutos secos, semillas y algas, ya que tienen una estructura química más simple. Las legumbres son difíciles de digerir porque tienen tanto proteínas como carbohidratos; por lo tanto, la mejor recomendación es no mezclar diferentes tipos y acompañarlas de vegetales sin almidón.
  7. Mezclar grasas con proteínas o con almidones es correcto si se hace con moderación. Las grasas combinan bien con todos los grupos, excepto las frutas. De una forma u otra, si ya cuesta digerir la proteína, sobre todo de origen animal, mejor no mezclarla con grasas. Si hacemos una ensalada con muchos frutos secos y semillas y lo aliñamos con aceite de oliva, podemos tener una digestión más pesada; es más prudente aliñarle con zumo de limón o vinagre de manzana.
  8. La fruta se debe comer sola. La fruta es el alimento que se digiere más rápido. En veinte o treinta minutos ya está fuera del estómago. Imagínate que comes fruta de postre después de una comida llena de proteínas y almidones: los azúcares de la fruta quedan retenidos a altas temperaturas mientras esperan ser digeridos, pero acabarán fermentando y acidificando el resto de los alimentos. Si quieres comer fruta antes de las comidas, lo debes hacer media hora a una hora antes de comer algo más. El único grupo de alimentos que combina bien con la fruta son los vegetales de hoja verde. Esta explosiva combinación es la base principal de los zumos verdes. Podemos mezclar las frutas subácidas con las ácidas o con las dulces, pero nunca frutas dulces con ácidas. Los melones se deben comer solos, ya que, de todas las frutas, son las que requieren menos tiempo de digestión. Combinar melones con otras frutas podría frenar el proceso.
  9. Los líquidos fuera de las comidas. Hay que evitar tomar líquidos durante las comidas para no diluir los jugos gástricos ni las enzimas necesarias para hacer el proceso de la digestión. Podemos beber entre un cuarto y media hora antes y dos o tres horas después de comer. Tomar pequeños sorbos de té caliente (como el de jengibre) o de una bebida probiótica, como la kombucha, durante las comidas puede mejorar la digestión.
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