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Shemot 13:1-20 | Kadesh lí

Parashá Trienal – Shemot (Éxodo) 13:1-20

Nombre de la Parashá: Kadesh lí – Conságrame

Lecturas Complementarias: Isaías 46:3-13 | Colosenses 1:15-23

Sobre la dedicación de los primogénitos

Habló Yehováh a Moshé, diciendo: Conságrame todo primogénito: Todo el que abre matriz entre los hijos de Israel, así de los hombres como de los animales, mío es. Exodo 13.1-2

En vista de que Yehováh perdonó la vida de los primogénitos cuando trajo sobre los mitsritas la última de las plagas, ahora establece que todos los primeros machos nacidos tanto de mujer como de animales limpios, le pertenecen a Él. Nótese que declara: Todo el que abre matriz. Según lo hace especifico en el verso 12 de este mismo capítulo, el mandamiento aplica solo a los varones o a los machos. Es decir que si la primera en nacer es una mujer, siendo ella quien “abre la matriz” de su madre, no es considerada primogénita; y en caso de que el segundo hijo sea varón, tampoco él es primogénito, por cuanto no fue el que “abrió la matriz” de su madre.

El judaísmo ha legislado adicionalmente, declarando que si el primer hijo de una mujer, nace por medio de cesárea, aunque sea varón pierde su condición de primogénito, por cuanto “no abrió la matriz” de su madre; y de manera similar, si hubo un aborto involuntario que hizo perder el primer hijo, el segundo ya no puede ser primogénito. Es claro pues que aunque la Toráh no dice nada a este respecto, tales reglamentaciones pueden tener sentido.

En el caso de los animales sucede algo similar. Llama la atención que la Toráh nombre en particular al burro, o asno como el único animal impuro al que se debe redimir y en caso de no hacerlo se le debe desnucar; no se nos dice lo mismo de los caballos ni de los camellos, ni de ningún otro animal que está al servicio del hombre: perros, gatos, etc.

Ahora surge la pregunta: ¿Por qué desnucar al asno en lugar de degollarlo, como se hace con el resto de los animales? La respuesta que dan los “sabios” de Israel, es que degollarlos, probablemente se prestaría para confusión, y no faltaría quien considerara que su carne se podría comer. Pero dándole muerte de esta manera, hacía que tal consideración no fuera posible porque el animal no era desangrado y la prohibición de consumir carne con su sangre era muy clara.

Los asnos eran una posesión alto valor, porque siendo animales nobles, se podían utilizar para transporte humano, llevar cargas, arrastrar un arado, mover un molino de piedra, etc. Entonces era muy improbable que alguien quisiera matar un asno, la opción que tenía era rescatarlo entregando al sacerdote una oveja como sacrificio substitutivo y así, era posible conservar al animal para el trabajo.

En el caso de los primogénitos humanos, también se debía pagar un rescate, o de otra manera deberían ser entregados a los sacerdotes; pero lo corriente era que los padres entregaban lo establecido por la Toráh a los sacerdotes y regresaban con su hijo a casa.

Acerca de la Levadura durante la semana de Matzot

Y Moshé dijo al pueblo: Recordad este día, en el que habéis salido de Mitsráyim, de casa de servidumbre, pues Yehováh os ha sacado de aquí con mano fuerte. Por tanto, no se comerá nada leudado.
Exodo 13.13

El mandamiento de Yehováh, reitera la orden de no consumir nada que contenga jametz, es decir que esté leudado. ¿Pero significa esto que los alimentos fermentados tampoco se pueden consumir? En el presente, sabemos que algunos productos tales como la cerveza, son elaborados con cebada y levadura, lo cual hace que se fermenten y caigan dentro de la categoría de alimentos que se deben evitar durante esta semana.

Sin embargo, Yehováh no buscaba amargarle la vida a su pueblo, obligándolo a hacer una búsqueda microscópica de partículas portadoras de levadura, como hacen nuestros hermanos de Yahudáh en la actualidad. El judaísmo ha desarrollado reglas y técnicas para eliminar cualquier vestigio de levadura de sus hogares, llevando a cabo una limpieza exhaustiva de todo en sus hogares, al punto de pringar la loza o las vasijas que van a utilizar durante la semana de Matzot, no sea que haya quedado una partícula invisible en algún plato, cubierto o utensilio de la casa. Incluso, prefieren usar otro juego de elementos para cocinar y servir los alimentos durante esta semana; de igual manera desalojan del hogar cualquier alimento que al entrar en contacto con el agua se hidrate, alegando que puede haber fermentación en el proceso; pero la semana se llama de MATZOT – Panes sin Levadura, y no de alimentos sin levadura.

Por otro lado se nos ordena explícitamente consumir panes sin levadura; ahora bien este tipo de panes, realmente no los conocemos, pues no se trata de las harinas refinadas que usamos, en los cuales esté ausente la levadura. El pan de aflicción al que se refiere la Toráh, era un pan elaborado de cebada molida rústicamente, sin refinar, que contenía la cáscara de la semilla y que lo hacía bastante tosco e incómodo para consumir; por eso recibía ese nombre, porque en realidad era una aflicción comerlo. Sería una buena experiencia que en el futuro, con tiempo suficiente, buscáramos ese tipo de harina para realmente probar ese pan.

La orden entonces es consumir ese pan y no simplemente limitarnos a no comer pan con levadura.

Hacer memoria de la historia del Éxodo

Y aquel día se lo explicarás a tu hijo, diciendo: Es con motivo de lo que Yehováh hizo por mí cuando salí de Mitsrayim. Y te será por señal en tu mano y por recordatorio entre tus ojos, para que la Ley de Yehováh esté en tu boca, por cuanto por mano fuerte te sacó Yehováh de Mitsrayim. Así pues, de año en año, cumplirás este estatuto en su tiempo señalado. Exodo 13.8-10

En la noche de la celebración de Pesaj, el propósito central es contar la historia del Éxodo a las nuevas generaciones. En otras palabras los invitados principales son los niños o bien, los jóvenes presentes; Yehováh nos ordena traer a memoria la manera como Él rescató a su pueblo de la esclavitud y los trajo a libertad. Es decir que nos reunimos no simplemente para cumplir con el mandamiento; sino para transmitir a las nuevas generaciones las grandes obras de Yehováh; por tanto, no caigamos en la trampa de organizar una celebración para adultos, ignorando o menospreciando a los menores, porque realmente ¡ellos son propósito del mandamiento! Adicionalmente, es la oportunidad de contar nuestro propio éxodo, porque a cada uno de nosotros, Yehováh nos rescató igualmente y debiéramos tener mucho que decir al respecto.

Quizás te inquietes al pensar que si no somos de sangre hebrea, no podemos hablar en términos de que aquella experiencia la tuvieron “nuestros padres” o “nuestros ancestros”; pero no hay razón para pensar así, porque muy probablemente sí tenemos sangre hebrea, lo que significaría que nosotros estuvimos en los “lomos” de nuestros ancestros cuando salieron de allí; pero si ese no fuera el caso, de todas maneras Yehováh nos ha adoptado e injertado en Su pueblo Yisrael; y así como una rama injertada en una planta “hereda” las raíces de la misma de manera que se nutre por medio de ellas, nosotros también hemos heredado la historia de Yisrael y al final somos hijos de Avraham, lo que nos hace partícipes de los pactos, de las promesas y por supuesto de los beneficios del Éxodo; si así no fuera, ¿por qué entonces estamos buscando obedecer estos mandamientos y deseando descubrir nuestras raíces? ¡Piénsalo!

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