Playa de Nuweibaa - Egipto

Shemot 13:21 – 15:21 | Yehováh holékh

Parashá Trienal – Shemot (Éxodo) 13:21 – 15:21

Nombre de la Parashá: Yehováh Holékh –  Yehováh iba

Lecturas Complementarias: Jeremías 49:1-22 | Romanos 8:1-14

La porción de esta semana inicia relatándonos cómo Yehováh iba delante de su pueblo de manera visible: como una columna de nube durante el día y como una columna de fuego durante la noche; el propósito de Yehováh era que no se detuvieran en su marcha, sino que caminaran ¡de día y de noche!

Es evidente que las palabras del Salmo 91 fueron reales para ellos; andar con tal cantidad de personas de tan variadas circunstancias: bebés, ancianos, enfermos y además con animales y todos los bienes que llevaban, no era cosa fácil. Debió ser una jornada agotadora y humanamente imposible de hacer; como si fuera poco, marchaban por el desierto y no por una calzada debidamente construida.

Reflexionemos en lo siguiente: Cuando nosotros nos hemos hallado en situaciones de tensión que nos obligan a rendir al máximo, nuestros sentidos se enfocan en la tarea que hay que realizar y en la meta que se debe lograr; entonces el tiempo pasa desapercibidamente y a veces ni necesitamos comer.

Ahora imaginemos la situación del pueblo de Yisrael: Estaban dejando atrás la esclavitud e iban con la expectación de llegar pronto a la tierra prometida; acababan de presenciar manifestaciones poderosas de Yehováh y ahora Él los guiaba de manera sobrenatural mediante la columna visible; es posible entonces que en su emoción de marchar, no tuvieron en cuenta el transcurrir del tiempo ni las circunstancias; la meta era llegar a la tierra prometida.

En Alas de Águila

Vosotros visteis lo que hice a los mitsritas (egipcios), y cómo os tomé sobre alas de águilas, y os he traído a mí. Éxodo 19.4

La anterior declaración la hará Yehováh cuando el pueblo se estará alistando para recibir la Toráh. Pero por ahora vale la pena que pensemos en lo que esto significó, pues hasta donde sabemos, no hubo “águilas” llevando al pueblo desde Mitsráyim hasta el Sinay. Entonces, ¿A qué se refiere Yehováh?

Una jornada como la que realizó el pueblo de Yisrael en tan corto tiempo y en medio de tales circunstancias, no es posible sin la intervención divina. Yehováh los fortaleció y muy probablemente aligeró sus pasos, a la manera que lo hacen las bandas eléctricas en los aeropuerto modernos, cuando en trayectos largos un paso se convierte realmente en dos o tres, gracias al movimiento de la base sobre la que uno camina. ¿Pudo haber sucedido algo similar? No solo es posible, sino que es la única manera en la que el pueblo pudo haber realizado tal jornada.

Actualmente se gastan 108 horas de camino (4.5 días sin descanso) entre la actual Tanta, el área donde aproximadamente se hallaba el pueblo, y Nuweibaa, la playa desde la que Yisrael cruzó el mar rojo. Nótese que esta ruta y ese tiempo se calcula en el presente, caminando a lo largo de una vía pavimentada y no es la misma ruta utilizada por Yisrael, pero solo es una aproximación.

La distancia que recorrió el pueblo fue aproximadamente de 529 Kilómetros, para lo cual se requieren 109 horas de caminar sin detenerse, descendiendo desde una altura de 2.213 metros hasta el nivel del mar, ¡una gran jornada!

En el viaje había una parada obligada: Recoger los huesos de Yosef, los cuales se hallaban en Sukot, porque Yosef había hecho jurar a sus descendientes que cuando el pueblo fuera liberado llevaran sus huesos de vuelta a Canaán (Shemot 13:19). Esta fue su primera y única parada hasta que llegaron al borde del mar.

Cuando pasan los tres días autorizados por el Paroh y el pueblo continúa su marcha, le reportan que Yisrael ha huido; es evidente que había espías u observadores de lo que Yisrael estaba haciendo. Así, el pueblo se detiene en lo que hoy es la playa de Nuweibaa, y al enterarse, el Paroh decide ir en su persecusión pues los considera atrapados; el acceso a tal lugar es a través del cauce un río seco y una vez en la playa, no hay lugar hacia dónde huir, pues la playa está rodeada de montañas y enfrente está el mar. Así el Paroh piensa que son presa fácil y da por sentado que los atrapará y vengará la muerte de los primogénitos.


Foto de la actual playa de Nuweibaa. Observe el único acceso por la parte izquierda, por la que tanto el pueblo como el Paroh y sus ejércitos llegaron hasta allí.

Dice Ramsés (Yul Brynner) en la película de los 10 Mandamientos: “El Dios de los Hebreos es un pésimo general, pues los ha guiado a un sitio sin salida.” ¿Fue sorprendido Yehováh por la reacción del Paroh? No. Ese era su plan. El corazón del Paroh se había endurecido y saldría en persecución del pueblo con todo su ejércitos y sus seiscientos carros. Mas Yisrael había salido de Mitsrayim con mano poderosa! Exodo 14.8

Hay momentos para actuar, no para orar

Nuestros padres, angustiados por la situación, comenzaron a quejarse con Moshé: Éxodo 14:11-12; mas Moshé estaba seguro de Quien estaba en el control y confiaba en la salida que Yehováh les tenía preparada. Así que estimula al pueblo a confiar y aunque el pasaje no nos lo dice, Moshé clama a Yehováh quien le responde:

…¿Por qué clamas a mí? ¡Dí a los hijos de Yisrael que se pongan en marcha!

Pero…¿ hacia dónde? ¿por dónde?

Las situaciones de la vida se desarrollan como una combinación de las acciones de Yehováh y las nuestras. Él no es responsable de hacer aquello que nosotros estamos dotados para realizar; de la misma manera nosotros no podemos hacer aquello que solo Él es capaz de hacer. El reto siempre será descubrir cuál es ese límite: Cuándo o dónde termino yo, y en que momento o dónde comienza Él.

Pero como en el caso de Moshé, contamos con la dirección divina para aprender a identificar esas acciones o momentos.

Cuando emprendemos un proyecto debemos hacerlo buscando a Yehováh como si todo dependiera exclusivamente de Él; pero una vez que hemos recibido Su visto bueno, entonces debemos poner manos a la obra como si su logro dependiera solo de nosotros!

Lo que quiero decir es que  Yehováh espera que demos lo máximo en cada aspecto de la vida. Él es un Elohim (Dios) de cosas perfectas, óptimas, excelentes; y nosotros como hijos suyos, estamos llamados a lo mismo:  A hacer lo mejor que está a nuestro alcance, para completar las tareas que Él nos encomienda y aún las pequeñas cosas de nuestra vida diaria.

Acto seguido Yehováh instruye a Moshé para que alce su vara y abra el mar. Entre tanto el ángel de Yehováh que iba en la columna de nube, se pasó a la retaguardia del pueblo y era columna de luz para Yisrael, pero tinieblas para los mitsritas (egipcios). Ahora bien, el pueblo cruzó el mar durante la noche, teniendo las aguas como muro a su derecha y a sus izquierda – verso 22; entonces…

Aconteció a la vigilia de la mañana, que Yehováh miró el campamento de los mitsritas desde la columna de fuego y nube, y trastornó el campamento de los mitsritas, y quitó las ruedas de sus carros, y los trastornó gravemente. Entonces los mitsritas dijeron: Huyamos de delante de Yisrael, porque Yehováh pelea por ellos contra los mitsritas. Éxodo 14.24-25

De nuevo echemos mano de nuestra imaginación: El pueblo está en gran angustia temiendo por su vida; el ejército poderoso del Paroh está detrás de ellos; Moshé parece haberlos llevado a un sitio sin salida; ¡todo es un caos! El libro de Yashar 81:23-33, nos cuenta lo siguiente:

26 Y a causa de los mitsriym, los hijos de Yisrael se dividieron en cuatro grupos, y estaban divididos en sus opiniones porque tenían miedo de los mitsriym y Moshéh les habló a cada uno de ellos. 27 El primer grupo era de los hijos de Re’uven, Shim’on y Yisshakar; y resolvieron arrojarse al mar, porque tenían mucho miedo de los mitsriym. 28 Y Moshéh les dijo: “No temáis, y quedaos quietos y ved la salvación que Yehováh efectuará este día por vosotros.” 29 El segundo grupo era de los hijos de Zevulún, Binyamiyn y Naftaliy, quienes resolvieron volver a Mitsrayim con los mitsriym. 30 Y Moshéh les dijo: “No temáis, porque como habéis visto a los mitsriym este día, no los veréis nunca más.” 31 El tercer grupo era de los hijos de Yahudáh y Yosef, que resolvieron ir a encontrarse con los mitsriym para pelear con ellos. 32 Y Moshéh les dijo: “Quedaos en vuestros lugares, porque Yehováh peleará por vosotros, y vosotros os mantendréis quietos.” 33 Y el cuarto grupo fue de los hijos de Leví, Gad y Asher; y ellos decidieron entrar en medio de los mitsriym para confundirlos; y Moshéh les dijo: “Permaneced en vuestros lugares y no temáis; solo invocad a Yehováh que Él puede salvaros de sus manos.” 34 Después de esto Moshéh se levantó de entre el pueblo, y oró a Yehováh y dijo: 35 “¡Oh Yehováh Elohim de toda la tierra! Salva ahora a tu pueblo a quien sacaste de Mitsrayim, y no dejes que los mitsriym se jacten de que el poder y la fuerza son suyos.” 36 Y Yehováh dijo a Moshéh: “¿Por qué me clamas? Habla a los hijos de Yisrael que procedan; y tú levanta tu vara sobre el mar y divídelo; y los hijos de Yisrael pasarán a través de él.”

Lo cierto es que una vez al otro lado, Moshé recibe la orden de cerrar el mar y el ejército del Paroh perece en su totalidad incluyéndolo a él. Ya de día, los yisraelitas pudieron ver los cuerpos de sus perseguidores flotando en el mar y comprendieron la gran salvación que Yehováh había realizado en favor suyo. Pero… ¿fueron totalmente conscientes de cómo sucedió todo? Quizás no; pues si lo hubieran sido, ¿cómo se explica que pocos días después se quejaran por la falta de agua? ¿Cómo es posible que gente que ha visto semejante portento, poco después dude del poder de ese Salvador para proveerles agua?

No somos mejores que ellos…

En nuestras vidas, muchas veces Yehováh se manifiesta actuando de manera similar, “llevándonos en alas de águila” en ciertos momentos de la vida. Lo hace interviniendo a su estilo, de manera disimulada y casi imperceptible; entonces pasada la angustia, y alcanzado el éxito, atribuimos nuestra victoria a la suerte, o nuestros contactos o a nuestras habilidades, mas no al Autor de la solución que nos fue presentada. Cuando llenamos nuestra mente de razonamientos, dejamos por fuera al Padre que nos protege y cuida; entonces pavimentamos el camino para reaccionar con incredulidad y quejas ante las pruebas que surgirán en el camino.

Un cántico de gratitud

Distribución del texto del Cántico de Moshé en la Biblia Hebrea, que parece reflejar el paso de Yisrael por en medio del mar, con las olas por ambos lados.

El cántico de Moshé, refleja la gratitud de este por las maravillosas acciones de Yehováh en favor de su pueblo; de su estudio y sus implicaciones proféticas nos ocuparemos en un tema exclusivo más adelante.

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