Estas son las normas que debes presentar a Israel. Si compras un siervo hebreo, no podrá servirte más de seis años. Libéralo al séptimo año, y no te deberá nada por su libertad. Éxodo 21.2
Pero si el buey fuere acorneador desde tiempo atrás, y a su dueño se le hubiere notificado, y no lo hubiere guardado, y matare a hombre o mujer, el buey será apedreado, y también morirá su dueño. Éxodo 21:29
Y si alguno abriere un pozo, o cavare cisterna, y no la cubriere, y cayere allí buey o asno, el dueño de la cisterna pagará el daño, resarciendo a su dueño, y lo que fue muerto será suyo. Éxodo 21.33-34
Cuando se prendiere fuego, y al quemar espinos quemare mieses amontonadas o en pie, o campo, el que encendió el fuego pagará lo quemado. Éxodo 22.6
La mayoría de nosotros al escuchar las palabras ley o norma, le damos una connotación negativa, y pensamos en términos punitivos.
Si bien es cierto que somos una generación que exige mucho y da poco, reclamamos justicia, pero no estamos dispuestos a vivir bajo las normas establecidas en nuestros países, queriendo pasar de largo la ley, o darle la vuelta; ya sea por ignorancia, por desidia, porque no nos gustan, nos incomodan, o simplemente porque no se alinean con nuestros intereses.
Sin embargo, no debería ser así con la Torah (Ley, normas, instrucciones) otorgadas por nuestro Padre Yehováh, pues debemos tener en mente que esta fue dada una vez salimos de esclavitud; en otras palabras, fue entregada para que aprendiéramos a vivir en libertad.
Tales instrucciones como las citadas en los versos iniciales son un claro ejemplo de que nuestro Creador tiene como fin introducirnos en un camino de orden, equidad, bienestar y santidad en medio nuestro, al punto que, quienes nos regimos por esta Ley superior exhibamos el carácter justo del dador de la misma.
Ahora bien, debemos tener siempre en mente que nuestro Padre Yehováh establece límites en los cuales podemos movernos con libertad, pero a su vez entrañan deberes en lo social, en lo civil y en lo moral.
¿Asumimos la responsabilidad de nuestros actos y de lo todo que tenemos a nuestro cargo (hijos, empleados, animales domésticos, la creación que nos rodea, etc), ¿o nos excusamos desplazando la responsabilidad a otros?
Quiera Yehováh darnos un corazón diligente para no solo oír sus palabras sino para hacerlas, porque a medida que vamos obedeciendo en lo más mínimo, nuestra fidelidad irá creciendo y y nuestra vasija se ampliará para recibir más de nuestro Padre.
“Porque al que tiene, le será dado, y tendrá más; y al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado”. Mateo 25:29
Porque si no cumplimos con lo que nuestro Padre nos otorgó en el Sinaí, ¿cómo seremos la luz que Yeshúa nos dijo que fuéramos? No hay otra manera sino es transitando activamente por esta estrecha pero gratificante senda.