Parashá Anual – Génesis 18:1 – 22:24
Nombre de la Parashá: Vayera – Apareció
Lecturas Complementarias: 2Reyes 4:1-37 | Lucas 17:28-37
La Gracia se revela en el Tanaj
Yehováh se apareció a Avraham, en compañía de dos ángeles, quienes posteriormente fueron enviados a rescatar a Lot antes de la destrucción de Sodoma y Gomorra. Avraham, que recién había obedecido el ritual de la circuncisión, probablemente no estaba en las mejores condiciones de salud para ser hospitalario; pero sabiendo la importancia de ofrecer un descanso a los viajeros por el desierto, no vaciló en atenderlos.
En el proceso de la visita Avraham descubre Quién realmente está conversando con él: El Angel de Yehováh. Ahora bien, la risa de Sarah denota incredulidad, debido a las condiciones que humanamente eran imposibles de superar. Pero Yehováh saca a la luz la actitud de la mujer y a pesar de eso, cumple Su promesa de darle un hijo. Eso es gracia. ¿Lo merecía Sarah? No! Pero Yehováh mantuvo su palabra. La Gracia pues no es una característica que solo aparece en el Nuevo Testamento como se ha creído; realmente está presente desde el Edén y se despliega constantemente a lo largo de todo el Tanak (Antiguo Testamento).
El nacimiento milagroso de Yitsjak (Isaac) es una obra sobrenatural de Yehováh que establece “un patrón” que ha de repetir múltiples veces: con Rivkah (Rebeca), con Rajel (Raquel), en 2 Reyes 4 cuando Eliseo anuncia a la mujer sunamita que tendrá un hijo, siendo su marido ya un anciano; en Lucas 1 cuando Elisheba (Elizabeth) da a luz a Yohanán (Juan) siendo ya anciana y en Lucas 2 cuando se nos narra el nacimiento de Yeshúa, quien fue concebido en condiciones fuera de lo común. Nada, pues, hay imposible para Yehováh.
Gracia no significa pasar por alto el pecado
Avraham no solo recibe el anuncio de la llegada de Yitsjak, sino que se entera del juicio que está por suceder a las ciudades de la llanura y trata de negociar con Yehováh, sin éxito alguno, pues los habitantes de esas ciudades se habían corrompido en extremo. Y esto nos enseña que la maldad tiene su límite; no es cierto que los perversos podrán salirse con la suya, porque hay un momento de juicio ineludible el cual no puede ser detenido ni aún por la intercesión, si bien esta última salvó la vida de Lot.
Nota aclaratoria: La Escritura afirma que a Yehováh nadie le vio jamás. Pero en el Tanak (Antiguo Testamento) aparece mencionado muchas veces el Angel de Yehováh, quien es un mensajero con total autoridad representativa de Él.
¿Cuál es el interés que rige tu vida?
Aprendamos del contraste entre las prioridades de Avraham y las de su sobrino Lot. Ya vimos cómo este, seducido por la codicia, no vaciló en escoger la llanura fértil del Jordán, y fue plantando su tienda hacia Sodoma y Gomorra (Génesis 13:12). Finalmente llegó a vivir allí, a pesar que su espíritu rechazaba lo que sucedía en derredor suyo. Al fin y al cabo no todo lo que había aprendido de su tío Avraham había caído en el vacío. Pero pudo más la codicia, y la influencia de su mujer, que sus principios espirituales. Por el proceso que se narra, es evidente que Lot fue haciéndose concesiones a si mismo hasta llegar a vivir dentro de las ciudades corruptas, sin medir el precio que él mismo y su familia tendrían que pagar. Esto es una señal de alerta para nosotros: una pequeña concesión con el pecado, terminará arrastrándonos a abismos insospechados.
Los habitantes de Sodoma y Gomorra no eran hospitalarios. No daban nada; solo demandaban para su propio provecho y placer; por eso cuando Lot, habiéndose mostrado hospitalario acogió a los dos viajeros (ángeles), la multitud, desde el más pequeño hasta el más grande, incluidos sus yernos, vino para demandar que les fueran entregados para agredirlos sexualmente.
Dicho sea de paso, la hospitalidad sigue siendo una cualidad valorada aún en las Escrituras del Nuevo Pacto: Hebreos 13:2 habla de no olvidarnos de la hospitalidad, pues por medio de ella algunos han hospedado ángeles. Hoy hemos perdido esta costumbre, por desconfianza, por incomodidad, por los costos que implica, etc., pero es una característica que como hijos de Yehováh y descendientes de Avraham necesitamos cultivar.
El peligro de aferrarse al pasado
El relato nos lleva a ver la destrucción de las ciudades de la llanura. Lot es urgido a salir con su familia, pero solo dos de sus hijas van con él; las otras dos ya casadas, se quedan con sus maridos quienes seguramente pensaron que solo era una broma (otras traducciones, indican que Lot fue a hablar con sus yernos, lo que implica que tenía dos hijas ya casadas, mientras que las dos que están aún en casa, “no habían conocido varón”). La esposa de Lot, por su parte, es incapaz de dejar su estilo de vida y se regresa. “Mirar hacia atrás” no fue solo asunto de voltear su cabeza, sino de continuar apegada a las cosas de su pasado, incluyendo su vida de lujo y comodidad material que seguramente había logrado; su corazón estaba aferrado a lo que dejaba atrás y así terminó convertida en un pilar de sal. ¿Cómo sucedió esto?
Hoy se ha comprobado que los seres humanos se convierten en pequeños pilares de sal, luego de una explosión nuclear. Así sucedió en Hiroshima y Nagasaki después que las bombas atómicas fueron arrojadas allí. ¿Fue este tipo de evento lo que descendió sobre Sodoma? lo sabremos cuando estemos en la presencia de nuestro Padre.
Decisiones erradas que afectan a nuestra descendencia
Lot termina viviendo en una cueva con sus hijas, quienes lo emborrachan un par de veces para tener relaciones sexuales con él y poder concebir. La tradición judía afirma que la razón por la cual actuaron así, fue que pensaron que la humanidad había sido aniquilada y solo ellas y su padre habían quedado, por lo cual era necesario procrear la raza humana y esa sería la única manera de lograrlo (?); sin embargo surge la pregunta: ¿Por qué no fueron en busca de Avraham? Tal tradición se queda sin piso. Lo cierto es que esa relación incestuosa da origen a los Moabitas y a los Amonitas, pueblos que habrán de ser un problema permanente para Yisrael en el futuro.
Luego del suceso de Avraham y Sarah con Abimelec, nos hallamos al nacimiento de Yitsjak (Isaac), lo que da lugar a la rivalidad con Yishmael, el hijo que Avraham había tenido con Agar.
La decisión de expulsar a Hagar junto con su hijo no fue fácil para Avraham. Yehováh lo anima a hacerlo prometiéndole que Yishmael también llegará a ser una gran nación por cuanto es su descendiente. Yishmael da origen a parte del pueblo árabe actual, que aún exhibe las características suyas: habita en el desierto, y es rudo en cumplimiento de lo anunciado por Yehováh a Agar:
…él, (Yishmael) será un hombre como el asno salvaje. Su mano estará contra todos, y la mano de todos contra él, y vivirá enfrentado a todos sus hermanos. Génesis 16:12
No nos sorprenda entonces lo que sucede actualmente en el Oriente Medio. Yehováh nos lo anunció desde el comienzo: Los árabes estarán en constante conflicto entre ellos y por supuesto contra Yisrael también.
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