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Vence la Preocupación

No es fácil identificar que estamos estresados o que la situación que estamos enfrentando nos está produciendo efectos adversos en la salud; además no nos gusta reconocer que estamos estresados. 

Hace un año tuve un episodio de vértigo, que apareció una mañana cuando estaba levantándome; sentí que el mundo me daba vueltas. Este malestar se prolongó más de dos meses sin poder mover la cabeza con libertad y teniendo que apoyarme en algo o de alguien para cambiar de lugar; realmente fue muy limitante. Y así lentamente pude volver a mis actividades normales. Claro, lo primero que pensé fue en hacer desintoxicación o dieta mas sencilla porque seguramente era un asunto físico. Pero lejos estuve en ese momento de conectar que justamente el estrés emocional me estaba afectando, pues en esos días supe que le quedaban pocos días de vida a mi madre y que no podría viajar donde ella vivía por causa del cierre de los aeropuertos. 

Ciertamente muchas cosas están cambiando, muchas noticias desalentadoras oímos con frecuencia, así que debemos estar preparados y usar todas nuestros medios para salir adelante y mantener la paz en nuestros corazones.

El estrés es la respuesta sico-física que das a los desafíos que te presenta la vida. Cuando sientes que tus recursos o capacidades personales se están viendo superados, que tienes que enfrentar situaciones indeseables, o te encuentras frente a circunstancias nuevas aparece el estrés. Cosas como un problema en el trabajo, una enfermedad de un ser querido, una mudanza de casa o cualquier situación que no hace parte de la rutina, produce reacciones emocionales y secreciones hormonales que afectan tu bienestar.

Algunas posibles señales de estrés

Pon atención a estos síntomas críticos que podrían ser causados por el estrés:

  • Fatiga o cansancio
  • Deseo de comer cosas crujientes y saladas
  • Falta de memoria
  • Falta de deseo sexual
  • Cambios bruscos en el estado de ánimo
  • Rutina sedentaria o falta de ejercicio

Cuando se trata de algo puntual o de corta duración, el estrés te capacita para adaptarte a la situación y producir buenos resultados, por lo tanto es muy beneficioso. Pero cuando la circunstancia estresante se mantiene por mucho tiempo o es muy intensa, produce malestar emocional, reducción de la capacidad de respuesta y hasta problemas sico-fisiológicos.

De otro lado ten presente que, el miedo, la preocupación o la ansiedad son reacciones naturales que debemos aprender a manejar, a tolerar y no pensar que son algo fuera de lo normal. Ante esta perspectiva entonces enfocarás la situación mas optimistamente y lograrás superarla.

Claves para aprender a manejar la preocupación o estrés

  • Identificar los pensamientos de tu discurso interior. Es importante distinguir entre un pensamiento ajustado a la realidad y uno distorsionado. Por ejemplo, puedes decirte a ti mismo cosas como: “esto no va a pasar nunca”- “no tiene solución”- “no soy capaz de afrontarlo”, etc., lo que son ideas extremistas y nada reales, y que por tanto deben ser rechazadas. Ahora bien, puedes decirte: “me siento preocupado”- “estoy triste” – “me cuesta afrontar esto”, etc., que a pesar de ser ideas negativas, son más apropiadas porque se ajustan a la realidad. Sin embargo, es importante cambiar lo mas pronto posible estos pensamientos negativos por positivos en tu dialogo interno. Por ejemplo: “mañana será un día mejor” – “lo estoy enfrentando bien”, “no soy la única persona pasando por esto“. No hay mejores palabras o de más aliento que las promesas de tu Padre Celestial porque están cargadas de esperanza y de firmeza: “en todas estas cosas soy mas que vencedor por medio de aquel que me amó”, “No te dejare, ni te desampararé”. La meditación y la memorización son herramientas que reorientan los pensamientos y por lo tanto las emociones.
  • Buscar apoyo social. Buscar a quienes crees que pueden darte consejos adecuados o palabras de aliento, tales como seres queridos o amigos, evitando aislarte. Esto te sirve para exteriorizar la tensión, provocar un desahogo y para oír alternativas de solución diferentes sobre puntos de vista que seguramente no has considerado. Además la buena compañía te proporciona momentos para enfocarte en otros temas agradables que te sirven de descanso.
  • Delegar y pedir ayuda. Reconocer tus limitaciones naturales es reconocer también que necesitas deshacerte de responsabilidades por un tiempo determinado, para aligerar la carga de estrés y poder centrarte en afrontar lo más difícil. Por ejemplo, delegar la casa, buscar apoyo para atender los hijos, etc.
  • Ejercicio para relajarte fisicamente. La ansiedad se libera con la actividad física. Lo ideal es que el ejercicio esté presente siempre y no solamente como medio de escape en momentos críticos. El ejercicio junto con una buena dieta y buenas horas de descanso son imprescindibles para no perder el bienestar general.
  • Procurar lo que te produce sensación de bienestar. Hay situaciones en las que tienes el control o te generan certidumbre. Como por ejemplo: la compañía de una mascota, un buen baño al final del día, interpretar o escuchar música o una caminata al aire libre; tanto la compañía de una persona como una actividad, pueden servirte de bálsamo. 

Alimentación adecuada para relajarte mejor

Para fortalecer las glándulas suprarrenales que son las más afectadas es importante la ingesta de sal y de vitamina C. De preferencia la sal marina o sal rosada porque contienen abundantes minerales. Esto es importante decirlo ya que las dietas modernas suelen no llevar sal suficiente.

El estrés acidifica nuestro organismo por eso es importante la dieta alcalina de vegetales y frutas; verduras de raíz, algas, pescado y grasas saludables. La buena hidratación permanente es esencial, por supuesto lo ideal es que sea con agua alcalina.

Importante también, la suplementación con complejo B o vitamina B6 y Magnesio. Además aguas aromáticas o tés de plantas tranquilizantes como ginseng, regalís o licorice, rodeola, valeriana y pasiflora promueven el descanso y te ayudan a conciliar el sueño.

Todas estas cosas son herramientas que ayudan; pero lo más importante es conversar con nuestro Padre y expresarle nuestra situación cualquiera que ella sea, porque tenemos la confianza de su atención y protección.

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