noahs-ark-3008693_1920

Bereshit 6:9 – 7:24 | Toledot Noaj

Parashá Trienal – Génesis 6:9 – 7:24

Nombre de la Parashá: Toledot Noaj – Descendencia de Noé

Lecturas Complementarias: Isaías 54:9-10 | 1Pedro 3:13-22

El primer verso nos presenta una descripción de Noaj:

Noaj, varón justo, fue sin defecto en sus generaciones. Noaj caminaba con Ha-’Elohim. Génesis 6.9

Noaj significa descanso – tomar un descanso; y tal parece que ese nombre representa “un descanso de la maldad” que se había esparcido por la tierra, pues los versos 11 y 12 nos afirman que toda ella estaba llena de violencia y que toda persona había corrompido su conducta.

Noaj es uno de los tres hombres mencionados por el profeta Ezequiel, cuando Yehováh afirma que si trajese juicio sobre la tierra y estuvieran allí tres hombres: Noaj, Daniel y Job, ellos por su propia justicia serían librados de tal juicio. Eze 14:12-14. Así que en Noaj tenemos una persona ejemplar cuya vida vale la pena mirar con atención.

Cuando la Escritura afirma que un hombre fue recto, debemos entender que no se trata de perfección total, porque sabemos que “no hay justo ni aún uno…” y de hecho solo de Yeshúa se afirma que es sin mancha alguna. Noaj caminaba con Ha-‘Elohim, lo que significa que al igual que Janok había aprendido a seguir los caminos del Altísimo. Seguramente Noaj cometió errores, pero siempre se volvió a Yehováh y se mantuvo fiel por lo cual es descrito de esta manera; otro ejemplo de esto es el rey David, quien a pesar de sus pecados es descrito como un “hombre conforme al corazón de Yehováh“.

La Corrupción

El libro de Janok (Enoc) describe el origen de toda esta maldad:

Así sucedió, que cuando en aquellos días se multiplicaron los hijos de los hombres, les nacieron hijas hermosas y bonitas; y los Vigilantes, hijos del cielo las vieron y las desearon, y se dijeron unos a otros: “Vayamos y escojamos mujeres de entre las hijas de los hombres y engendremos hijos”. Libro de Janok 6:1-2

Todos y sus jefes tomaron para sí mujeres y cada uno escogió entre todas y comenzaron a entrar en ellas y a contaminarse con ellas, a enseñarles la brujería, la magia y el corte de raíces y a enseñarles sobre las plantas. Quedaron embarazadas de ellos y parieron gigantes de unos tres mil codos de altura que nacieron sobre la tierra y conforme a su niñez crecieron; y devoraban el trabajo de todos los hijos de los hombres hasta que los humanos ya no lograban abastecerles. Entonces, los gigantes se volvieron contra los humanos para matarlos y devorarlos; (Sal 14:4; Mi 3:3) y empezaron a pecar contra todos los pájaros del cielo y contra todas las bestias de la tierra, contra los reptiles y contra los peces del mar y se devoraban los unos la carne de los otros y bebían sangre. (Jr 12:4) Entonces la tierra acusó a los impíos por todo lo que se había hecho en ella. Libro de Janok 7:1-6

El libro de los Jubileos, describe también la situación:

Creció entonces la iniquidad sobre la tierra, y todos los mortales corrompieron su conducta, desde los hombres hasta los animales, bestias, aves y reptiles. Todos corrompieron su conducta y norma, empezaron a devorarse mutuamente, creció la iniquidad sobre la tierra y los pensamientos conscientes de todos los hijos de los hombres eran malvados siempre. Jubileos 5.2

Si bien las dos descripciones anteriores proceden de libros no reconocidos como inspirados, no podemos desconocer su valor histórico y el aporte que hacen a las resumidas narraciones que hallamos en la Biblia.

Así pues, ante semejante situación, Yehováh decide traer el juicio del diluvio sobre la tierra. Instruye a Noaj a construir el Arca con detalles específicos, y le anuncia que un pacto será establecido con él para dar continuidad a la humanidad sobre la tierra.

Preguntas que surgen

Son muchas las preguntas que nos surgen de este breve relato:

  • ¿Cómo conocía Noaj la diferencia entre animales puros e inmundos?
  • ¿Cómo hizo Noaj que los animales llegaran y entraran en el arca y que una vez allí no se atacaran mutuamente?
  • ¿Cerró Yehováh realmente el arca desde afuera?

El conocimiento de Noaj respecto a las clases de animales, nos muestra que de alguna manera, la revelación de la Toráh de Yehováh se había venido dando. Ya hablamos de la observancia del Shabbat, de las clases de sacrificios u ofrendas presentadas por Kayin y Hevel, y ahora encontramos a Noaj con previo conocimiento de animales limpios e inmundos. Recordemos que al leer las Escrituras necesitamos observar no solo lo que allí se menciona de manera explícita, sino también lo que no se menciona; y es sabio preguntarnos el porqué de esto último.

Cae dentro del terreno de la especulación, afirmar que los animales vinieron por si solos a las puertas del arca, aunque pudo haber ocurrido así; hoy somos testigos de cómo los animales migran de manera precisa de un lugar a otro sin haber hecho nunca el recorrido anteriormente, lo que demuestra que tienen “inscrita” la ruta en su sistema de navegación. Así pudo Yehováh haber “inspirado” a los animales a migrar al arca en el tiempo apropiado. Lo cierto es que Noaj y sus hijos llevaron a cabo la tarea de acomodarlos, cosa que no debió ser sencilla porque implicaba su clasificación y ordenamiento para poder alimentarlos y reciclar sus residuos orgánicos todo el tiempo que iban a permanecer dentro del arca. Hay quienes se aventuran a afirmar que quizás algunos de tales animales pudieron haber entrado en una fase de hibernación como sucede con varias especies durante el invierno en el presente. De haber sido así, esto habría facilitado enormemente las tareas de la familia.

El Diluvio

La narración nos lleva a hora a través del Diluvio. Las fuentes superiores y las inferiores fueron abiertas y llovió durante 40 días y cuarenta noches, hasta que el nivel del agua subió por encima del monte más alto quince codos (7.5 metros), asegurando la destrucción de todo ser viviente que tenía aliento de vida en su nariz – Génesis 7.22.

Este juicio, nos conduce a varias conclusiones:

  1. Siendo Yehováh Juez justo, no podía haber traído un juicio de tal magnitud sobre la tierra, si sus habitantes no hubieran quebrantado su Toráh. Es decir, los habitantes de ese entonces, debieron conocer, si no todos, por lo menos algunos de los mandamientos de Yehováh por lo cual, al no observarlos fueron declarados culpables y merecedores de tal juicio.
  2. El hombre caído, no es capaz de lidiar de manera apropiada con el problema de la injusticia y la maldad. Yehováh le había dicho a Kayin: Si mejoras, ¿no serás enaltecido? Pero si no mejoras, el pecado acecha a la puerta, y su deseo ardiente es hacia ti, aunque tú puedes dominarlo. Génesis 4.7. Kayin podría haber dominado al pecado, pero sucumbió ante él; y esta fue la condición del resto de la humanidad, con excepción de Janok y su descendiente, Noaj, quien como su ancestro fue capaz de caminar con Yehováh.
  3. Yehováh cumple su Palabra. De haber destruido a toda la humanidad, la promesa hecha a Hava (Eva) respecto a que su simiente aplastaría la cabeza de la serpiente, se hubiera quedado sin cumplir.
  4. El Diluvio es la demostración de que Alguien está en control, y de que Él tomará cuentas y efectuará juicios justos cuando lo considere pertinente. No podemos por tanto acomodarnos, o hibernar como lo hicieron los animales dentro del arca, pensando que como estamos “seguros” en nuestro entorno inmediato (al menos por ahora), “afuera” todas las cosas están igual de bien, y nada malo va a suceder. El apóstol Kefa (Pedro) nos advierte en cuanto a esto:

    En los postreros días vendrán burladores, andando según sus propias concupiscencias, y diciendo: ¿Dónde está la promesa de su advenimiento? ¡Pues desde que durmieron los padres todo permanece igual desde el principio de la creación! Ciertamente, ellos ignoran voluntariamente que en el tiempo antiguo fueron hechos por la palabra de Dios los cielos, y la tierra, que proviene del agua y por el agua subsiste; cosas por las cuales el mundo de entonces pereció inundado por agua. Pero los cielos y la tierra de ahora quedan reservados por la misma Palabra, guardados para el fuego en el día del juicio y de la perdición de los hombres impíos. 2Pedro 3.3-7

One Response

Déjanos tu comentario