Parashá Trienal – Devarim 23:21 – 24:22
Nombre de la Parashá: Ki tidor – Cuando votes.
Lecturas Complementarias: Isaías 19:21 | Mateo 5:30-37
Devarim 23:21-23
¿Eres una persona ligera de labios? ¿Te gusta ser una persona colaboradora? Ten cuidado; porque puedes estar comprometiéndote más allá de tus capacidades. Si bien estos versos nos hablan de no hacer votos, promesas o compromisos con Yehováh, para luego retractarnos o simplemente no cumplirlos, también tienen una aplicación en nuestras relaciones con otras personas.
Mejor es que no prometas, a que prometas y no cumplas. Eclesiastés 5:5
En los tiempos del Tabernáculo y el Templo, la gente acostumbraba hacer promesas o pactos con Yehováh, para entregar un animal, o servir como nazareo durante cierto tiempo, cosas que no se pueden hacer hoy.
Sin embargo en el presente podemos vernos motivados a a hacer promesas a Yehováh, como correspondencia a una acción suya en favor nuestro y podrían incluir cosas como: Voy a donar tal cantidad de dinero, si Dios me ayuda en tal asunto; ó: Dedicaré tanto de mi tiempo para servir gratuitamente en tal parte a los necesitados; etc. en cuyos casos hemos hecho un voto que debe ser cumplido.
Devarim 23:22-25
Esto precisamente fue lo que hicieron Yeshúa y sus discípulos un Shabbat, por lo cual los acusaron de hacer algo ilícito. Observa que el mandamiento no dice nada respecto de no poder recoger las espigas en el Shabbat, Marcos 2:23; Lucas 6:1, lo cual motivó la crítica a Yeshúa.
Devarim 24:4
El mandamiento es claro respecto a que un hombre no se puede volver a casar con la mujer de la que se ha divorciado, si es que ella ya ha sido la esposa de otro hombre. Yehováh declara que esto contamina la tierra.
Devarim 24:6
A diferencia de lo que sucede hoy, la gente molía a diario sus granos para preparar sus alimentos; esto porque una vez que el grano se muelo, el alimento se oxida y se descompone o se degrada rápidamente perdiendo sus valores nutritivos. De hecho, se han hallado granos en excavaciones arqueológica, que aun están en perfectas condiciones. No sucedería lo mismo con la harina.
A la luz de lo anterior, entendemos que el asunto no era por el valor de la piedra, sino por el uso esencial que tenía para que una familia pudiera producir procesar su alimento diario.
Devarim 24:7
De acuerdo a la Toráh. el secuestro está penalizado con la muerte.
Devarim 24:8-9
Los Levitas desempeñaban funciones diversas, en vista de que tenían acceso a las instrucciones escritas por Moshé. Un claro ejemplo de cómo la educación y el conocimiento generan poder, que puede ser bien o mal utilizado.
Los Levitas entonces dirigían al pueblo en la parte espiritual, legislaban, es decir aplicaban la Toráh de Yehováh por medio del Sanhedrin, y tenían funciones médicas también, como lo relatan estos versos.
Devarim 24:10-13
Cuando se hacían préstamos, era costumbre tomar una prenda como garantía de que la persona devolvería el artículo prestado. Cuando una persona muy pobre pedía por ejemplo una herramienta para trabajar (azadón, machete, cuchillo,etc.) debería dejar un prenda; pero al no tener más, dejaba su manta o cobija; al fin y al cabo, durante el día no la necesitaría. Por esto el mandamiento: Primero de respetar al individuo no invadiendo su privacidad, aunque fuera muy pobre; y segundo devolviendo la prenda para que la persona pudiera cobijarse en la noche.
Devarim 24:14-15
Yehováh ordena no retener el salario de los empleados, porque requieren de él para su manutención diaria. De nuevo estamos ante situaciones que no acostumbramos a ver en el presente (no quiero decir que no existan hoy, sino que debido al medio en que nos movemos no estamos expuestos a estas situaciones).
Hoy sucede que las grandes empresas compran de pequeños productores y les pagan a 30, 60 o 90 días; esto es injusto y cruel porque obliga al productor o trabajador a endeudarse o simplemente a pasar necesidad, mientras ellos, los grandes comerciantes, usufructúan el dinero de las ventas y hacen más dinero a costa de los pequeños empresarios o de sus trabajadores.
Devarim 24:16
Una corte de justicia terrenal como El Sanhedrin, no podía castigar a los hijos por el pecado de sus padres. Sin embargo la corte celestial, pareciera tener otro estándar:
Yehováh… que visita la maldad de los padres sobre los hijos, y sobre los hijos de los hijos, hasta la tercera y cuarta generación! Éxodo 34:7
Ahora bien, en los días del profeta Jeremías el pueblo se quejaba de que cosas como esta sucedían; pero Yehováh les promete que vendría un tiempo cuando el pacto fuera renovado e Israel fuera restaurado, cuando ya no sucederá más tal cosa:
En aquellos días no dirán más: Los padres comieron las uvas agrias y los dientes de los hijos tienen la dentera, sino que cada cual morirá por su propia maldad. Los dientes de todo hombre que coma las uvas agrias, tendrán la dentera.” (Jeremiah 31:29–30
Devarim 24:17-18
Yehováh tiene una misma medida de justicia para todos: Israel y los extranjeros. Él no permite que se tome ventaja de alguien por no ser del pueblo de Israel. Esto nos muestra una vez más, que Él considera a todo hombre como una imagen suya y exige que se le reste como tal.
Aquí se amplía la instrucción dada en los versos 10-13 sobre las prendas. Nunca se debería tomar la prenda de ropa de una viuda. Esto, porque debemos recordar nuestro pasado: nosotros fuimos esclavos en Mitsrayim (Egipto), y debemos tener compasión de otros en condiciones de desventaja.
Devarim 24:19-22
Estos mandamiento resultan extraños para nosotros en esta era de agricultura industrial, cuando vemos que las máquinas recogen absolutamente todo el producto del campo. Pero antes no era así. Los recolectores, como seres humanos que eran, se les pasaba recoger algunas gavilla ya atadas, o una uvas o unas aceitunas, ya fuera porque no las vieron, o porque se enfocaban en las mas grandes. Yehováh ordena que no se repase la parcela buscando hasta lo último. Lo que se quedó atrás, se quedó; y eso era para los pobres: el extranjero, el huérfano y la viuda. Recordemos la aplicación de esto en la historia de Ruth.
Y de nuevo la razón de ser generosos, es recordar que fuimos esclavos en Mitsrayim. Este mandamiento es muy importante, porque cuando olvidamos nuestros orígenes, nos volvemos arrogantes e intransigentes. Pero no somos mejores que nadie; ante Yehováh todos los seres humanos somos iguales y Él nos concede a todos por igual la oportunidad de relacionarnos con Él para llegar a ser de su Familia.
REFLEXIÓN FINAL
Yehováh es Justo. No hace discriminación de personas y no acepta soborno. Él ha determinado dar a todos los seres humanos la oportunidad de conocerle y por eso estas leyes justas, que evidentemente no pueden haberse originado en una mente meramente humana.
Eso no significa que Él no esté formando un pueblo a lo largo de las generaciones, de personas que hemos decidido seguirle y ser obedientes a Sus Instrucciones – Toráh, y que tal pueblo será tratado de una manera diferente al resto que las ignore, las desprecie o las rechace. ¿Acaso esto no sería justo?
Pero entre tanto llega ese día, la puerta está abierta y quien decida puede entrar por ella para saciar su sed y dar un significado trascendente a su vida. Nosotros hemos entrado y estamos en el Camino de la Toráh mantengámonos firmes y fieles para lograr el galardón que nos espera al final de la jornada.