Parashá Trienal – Génesis 5:1 – 6:8
Nombre de la Parashá: Toledot Adam – Descendencia de Adam
Lecturas Complementarias: Isaías 30:8-15 | Mateo 23:1-39
Esta porción es de particular importancia por cuanto contiene en sí misma lo que podríamos definir como la estructura del libro del Génesis. Es donde vemos el inicio de la respuesta a la orden: «Creced y multiplicaos» dada en Génesis 1.22 y 28. Si bien la rebelión comenzada por Adam se extiende a través de Kayin, podemos percibir que al nacimiento de Shet, al final del capítulo anterior, los hombres comenzaron a invocar el nombre de Yehováh, poniendo en evidencia la necesidad que tenemos los seres humanos del contacto con nuestro Creador.
Es natural deducir que para entonces los hombres conocían el nombre del Creador, pues Él lo debió dar a conocer a Adam. Si bien el significado del nombre solo es revelado hasta Exodo 3.
El verso 5.3 nos declara:
Y había vivido Adam ciento treinta años cuando engendró a su semejanza, conforme a su imagen, y llamó su nombre Set.
Es claro que tanto la semejanza como la imagen que tenemos con Yehováh no se perdió luego de la caída, si bien el orden de mención de las dos características aquí, es inverso al de Génesis 1.26. Cuatro mil años después, Jacobo, el autor de la carta que lleva su nombre en el Brit Hadashá (NT), también nos afirma lo mismo cuando hace su disertación sobre la lengua:
Con ella bendecimos al Señor y Padre, y con ella maldecimos a los hombres, que han sido hechos a semejanza de Dios. Jacobo 3.9
Lamentablemente, otra característica también sería transmitida a toda la descendencia de Adam: su naturaleza rebelde. No vemos pues progreso en la condición moral de la humanidad, sino más bien un descenso: la contaminación de la rebeldía se extiende a todo el género humano y se hace evidente en las obras que se describirán en adelante. La muerte, consecuencia de tal rebelión es ahora mencionada vez tras vez como el juicio ineludible que enfrentaremos todos al final de nuestro peregrinar en la tierra:
Y fueron todos los días que vivió Adam novecientos treinta años, y murió. Génesis 5.5
Janok (Enoc)
Las genealogías registradas en la Toráh, no se encuentran allí por mero capricho. Siempre conviene detenernos para analizarlas, porque en ellas encontramos aspectos claves que nos revelan tesoros ocultos. Por ejemplo, en este capítulo se registra solo un linaje: El que habrá de dar vida a Noaj, personaje clave en la reconstrucción de la tierra, luego del justo juicio del Diluvio. Pero antes de él, aparece Janok; el primer profeta del que se hace mención.
A diferencia de Adam, quien se escondió cuando Yehováh se paseaba -caminaba- en el Edén, Janok caminó con Yehováh por 300 años luego de haber tenido su primer hijo; y es notable que a diferencia de los demás personajes mencionados en la genealogía, su peregrinar no termina con la muerte, porque fue llevado por Yehováh. Alabado sea Yehováh! porque esta es una evidencia de su misericordia, de su gracia, de su amor y de la posibilidad de tender un puente por sobre la brecha creada por nuestro pecado.
Caminar con Yehováh fue su secreto y es lo que necesitamos emular. Hoy tenemos sus Instrucciones claras y precisas -Toráh- y tan solo si hacemos lo mejor de nuestra parte, si procuramos ponerlas por obra, seremos traídos igualmente a la Presencia de nuestro padre Eterno. Se trata de caminar, de permanecer, de ser fieles, de ser leales; porque si cacareamos que somos hijos suyos y seguidores de Y’shúa, el Ungido, entonces debemos vivir conforme a sus parámetros y no a los nuestros.
Por fe Janok fue trasladado para que no viera muerte, y no fue hallado, porque lo trasladó ‘Elohim, y antes del traslado recibió testimonio de haber agradado a Yehováh. Pero sin fe es imposible agradarlo, porque es necesario que el que se acerca a Yehováh crea que existe, y que es galardonador de los que lo buscan. Hebreos 11.5-6
Janok, es la séptima generación desde Adam, ¿no resulta curioso? Esta es una de las claves que están enterradas en las Escrituras y pasan desapercibidas para el lector casual. Pero conociendo que el número siete siempre alude a la perfección, entonces debemos prestar atención cada vez que aparece, ya sea de manera explícita, o velada como en este caso, porque seguramente hallaremos algo de gran valor. Así, la manera de vivir de Janok, es como una señal de que «si se puede» agradar a Yehováh. Janok debió tener sus debilidades y seguramente enfrentó grandes desafíos; pero nada de eso le impidió hacer lo mejor para caminar con Yehováh.
Los Nefilim
Los versos 1-8 del capítulo 6 nos narran lo que sucedió cuando los Vigilantes dejaron sus responsabilidades para «allegarse» a las hijas de los hombres y procrear con ellas criaturas gigantes. Precisamente el libro de Janok hace un relato detallado de todo lo ocurrido. Si bien este libro apareció recientemente entre los manuscritos hallados en Qumrám, la iglesia Etíope afirma haber conservado copias muy antiguas. Lo interesante es que este libro, revela también el funcionamiento de los astros, de las luminarias, el papel de los vientos y un sinnúmero de cosas más, que resultan controversiales para la ciencia actual, por lo cual parece haber sido desechado.
Lo cierto es que para entender de manera completa este cuadro de los Nefilim, es necesario leer otros pasajes como 2Pedro 2.4-5 y Judas 6 que nos dan luz sobre los juicios que Yehováh llevó a cabo sobre estos seres, quienes actualmente se hallan en prisiones de oscuridad esperando el Día del Gran Juicio.
Fruto de esas relaciones, nacieron los gigantes prediluvianos; pero tal parece que después del Diluvio, volvió a suceder algo parecido porque el verso 4 nos afirma que también después, o más tarde aparecieron gigantes de nuevo, de lo cual dan testimonio los libros del Exodo, de Josué y de Samuel cuando nos relata el enfrentamiento de David y Goliat.
Habiendo alcanzado la maldad unos niveles que ni siquiera podemos imaginar, Yehováh decide exterminar todo lo que está contaminado. Sin embargo Noaj, cuyo nombre significa descanso, halla gracia a sus ojos, y es escogido para preservar el género humano. Noaj es una figura del remanente de los últimos tiempos, que será preservado cuando el Juicio de Yehováh venga sobre la tierra.
Reconozco que años atrás, antes de comenzar a guardar el Shabbat y al estudio de la Torah a través de la Parasha, no me tomaba el trabajo y tiempo de leer las genealogías. Ahora, gracias a la ayuda de Miguel Angel y su página web Retomemos el Camino comencé a leerlas y a darle la importancia que tienen dentro de las Escrituras.
Muy interesante y ejemplar encontrar a Enoc (Janok) en medio de toda la descendencia de Adam, un gran hombre de YHWH que caminó con El 300 años de sus 365 de vida. Es su vida y relación con el Creador tan importante que se menciona en el Nuevo Testamento en 3 oportunidades, en Hebreos 11:5-6, Lucas 3:37 y Judas 14.
Al leer que Enoc comenzó a caminar con su Creador a los 65 años cuando nació su primer hijo, he llegado a la conclusión que a partir de ese momento él decidió ser un buen ejemplo para sus hijos, así que por los siguientes 300 años de su vida se dedicó a andar con YHVH para lograrlo y a la vez fue ejemplo para todas las siguientes generaciones como tu y yo.
La enseñanza que recibo es que Janok fue muy diferente a los hombres de su época, el se apartó de la conducta y estilo de vida de sus contemporáneos para caminar de acuerdo con su Padre Eterno.
Ser diferentes, caminar con nuestro Creador exige una decisión y compromiso con YHVH y con nosotros mismos. Si Janok lo logró, no podremos también nosotros?