Números 30:1 – 32:42 | Matot

Decisiones que afectan el futuro

La parashá (porción) de hoy, inicia con Números 30 declarando la trascendencia de los acuerdos, de las promesas, de los votos y en general de la palabra empeñada; pero como todas las otras instrucciones de Yehováh, también ésta es desechada y reemplazada por la declaración: el fin justifica los medios.

En Números 30, el estatuto es claro:

Si un hombre hace un voto a Yehováh o hace un juramento que impone una obligación sobre sí, no debe faltar a la promesa; debe cumplir todo lo que ha salido de su boca.  Números 30:2

Aquí se habla de votos a Yehováh.  Aclaremos: Los votos son algo que hacemos para superar nuestras debilidades, mejorar nuestro testimonio, nuestras relaciones, crecer más espiritualmente, honrar más a nuestro Padre y Creador, etc.  Son cosas como: ‘Antes de desayunar voy a leer 15 minutos las Escrituras’; ó: ‘dedicaré dos horas a la semana para una obra social’, etc.; cosas todas que deben quedar entre tú y tu Padre y que no necesitan ser publicadas para que “todo el mundo lo sepa”.

En este capítulo, es notable que en el caso de las mujeres, el voto puede ser anulado o confirmado por el varón que está en línea de autoridad sobre ella: Su padre ó su esposo. No es el pastor ni el líder.  Recuerda cómo es la línea de autoridad:  Yehováh – Yeshúa – Esposo – Esposa – Hijos. Mas si no hay nadie en autoridad sobre la mujer, porque es viuda o divorciada o quizás soltera independiente, ella es directamente responsable ante Yehováh por sus votos.

El Juez Soberano trae juicio sobre una nación

El capítulo 31 puede resultar difícil de comprender, por cuanto la sociedad nos ha entrenado para rechazar en primera instancia la violencia contra “civiles”. Sin embargo debemos recordar que Yehováh es el dueño de la vida de toda criatura. Él la otorga y Él la puede retirar cuando desee, por el método que Él elija. De hecho todos partimos de este mundo sin poder elegir ni el momento ni la forma en que lo haremos!

Por otro lado Yehováh es Juez de todas las naciones. Como tal, determinó, en éste caso, el castigo sobre Madián por la perversión con que ellos actuaron, seduciendo a Yisrael a la fornicación física y espiritual (Versos 31:16). Yehováh como Creador del Universo, tiene la total autoridad para traer juicio sobra las naciones cuando Él lo estima necesario. Sucedió así con el Diluvio Universal y cuando juzgó a Sodoma y Gomorra a causa de su maldad sin importar lo que pudieran haber dicho las organizaciones equivalentes a la ONU o Derechos Humanos Internacional o la comunidad LGBTQ… de la época. Yehováh es el Dueño de toda la tierra y de todo lo que habita en ella: Salmo 50.  De esa manera también traerá el juicio sobre las naciones muy pronto. Por eso es de suma importancia que nosotros su pueblo, estemos viviendo apartados y guiados por normas diferentes a las del mundo, lo cual debe ser evidente al seguir sus instrucciones y mandamientos (Toráh).

Vemos en esta narración que la maldad de Bilam, fue finalmente juzgada (Vs. 31:8). Para entonces, Bilam se había mudado a vivir con Balak en Madián para lograr lo que Yehováh le había impedido y vemos su final pereciendo bajo el juicio Divino.

Rubén y Gad, reciben su heredad antes de cruzar el Jordán

OBSERVA cómo Rubén y Gad proponen recibir su heredad al este de Jordán. Se suponía que ellos deberían heredar al oeste del río; pero hallaron la tierra productiva y pidieron quedarse en ese lado. Media tribu de Manasés el hijo de Yosef, también optó por permanecer en ese lado.

Se les permitió hacerlo, pero ellos hicieron un voto, o promesa de ayudar a sus hermanos a tomar posesión de la tierra y lo cumplieron. Moshé les advierte sobre la importancia de cumplir su promesa en el verso 32:23, conforme a lo que ya el pueblo había aprendido previamente.