“Llama a tu hermano Aarón y a sus hijos Nadab, Abiú, Eleazar e Itamar. Apártalos del resto del pueblo de Israel para que me sirvan y sean mis sacerdotes. Haz para Aarón vestiduras sagradas que sean gloriosas y hermosas. Instruye a todos los hábiles artesanos a quienes he llenado del espíritu de sabiduría. Que hagan para Aarón vestiduras que lo distingan como sacerdote apartado para mi servicio”. Éxodo 28: 1-3 NLT
Te preguntarás, ¿tiene este pasaje alguna aplicación en mi vida?
A primera vista pareciera que no, sin embargo, el hecho de que nuestro Padre Yehováh pusiera un cuidado especial en el ropaje que debían usar los sacerdotes, implica que su propósito era identificarlos, apartarlos y usarlos para un servicio especial.
Así mismo como creyentes en Yeshúa se nos ha concedido el estatus que desde un principio el Creador del Universo nos quiso dar a todo el Pueblo de Israel, pues como lo expreso el apóstol Pedro en su primera carta:
Pero ustedes son linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido para posesión de Dios, a fin de que anuncien las virtudes de Aquel que los llamó de las tinieblas a Su luz admirable». 1 Pedro 2:9
Si bien hoy no nos identificamos con aquellas ropas espléndidas y hermosas que eran diseñadas para Aaron y sus hijos de manera literal, nuestras acciones son las credenciales (ropaje) que indican que somos dignos de ser servidores para nuestro Padre.
Ahora bien, el servicio no se limita a una congregación o a meros actos religiosos como lo aprendimos en otro tiempo, sino al vivir el día a día de acuerdo con la Torah de Yehováh, cumpliendo nuestra responsabilidad como miembros del Reino, primeramente, dentro de nuestro núcleo familiar y luego hacia los demás.
Si mantenemos esto en mente nuestra vida no carecerá de propósito pues estaremos constantemente ejerciendo nuestro sacerdocio, es decir «preparando» allanando el camino para que otros puedan conectarse con el Creador, sirviendo como puentes de las cosas sagradas, y para esto necesitamos vestirnos con las ropas adecuadas.
Quiera Yehováh que seamos hallados con las vestiduras correctas para cuando se establezca el reino de nuestro mesías Yeshua.
Así como a nuestros ancestros se les instruyo antes de la entrega de la Torah en Sinaí lavar sus vestidos, ¿cuánto a más a nosotros?, ¡así que comencemos ya!