Bereshit 30:22-43 | Vayiskor

Parashá Trienal – Bereshit (Génesis) 30:22-43

Nombre de la Parashá: Vayiskor – Se acordó

Lecturas Complementarias: 1Samul 1:1-11 | Hechos 13:16:41

La Llave de la Fertilidad

Afligida a causa de su esterilidad, Rajel muy seguramente acudió a Yehováh, quien “abrió” su matriz para que pudiera concebir. Nos dice la porción que ella fue recordada por Yehováh y concibió entonces a Yosef. La Toráh nos provee dos posible razones para la elección de tal nombre: Primero, Rajel declaró: Elohim, ha quitado (asaf – אסף) mi desgracia; donde la palabra asaf suena muy parecido a Yosef. Por otro lado, ella declara: Que Yehováh me añada (yosef – יסף) otro hijo, donde la palabra añadir suena como Yosef.

La tradición hebrea afirma que Yehováh posee tres llaves, las cuales solo Él administra: La llave de la fertilidad o de la vida, la llave de la lluvia (que es clave en los procesos de la vida) y la llave de la resurrección. En otras palabras solo Él puede, mediante tales llaves (en sentido figurado), abrir una matriz para hacer posible la concepción de hijos, ordenar o detener la lluvia y permitir el regreso a la vida de alguien fallecido. La declaración se hace en virtud de que la palabra abrir se usa en pasajes relacionados con tales hechos:

  • Génesis 30.22: Se acordó ‘Elohim de Rajel y la oyó ‘Elohim y abrió su matriz”.
  • Deuteronomio 28.12: Yehováh te abrirá su buen tesoro de los cielos para dar lluvia a tu tierra en su tiempo.
  • Ezequiel 27.13: Y cuando abra vuestros sepulcros y os saque de vuestras sepulturas, oh pueblo mío, sabréis que Yo soy Yehováh.

Los trucos de Labán

Ya`akov había pasado 14 años trabajando para su suegro. Cuando nació Yosef, parece que Ya`akov entendió que era tiempo de considerar su regreso a casa. Pero es interesante ver cómo se muestra de nuevo el respeto de Ya`akov por la autoridad bajo la cual se halla. Le pide a Labán que lo envíe de vuelta a su tierra; no le dice: me voy, sino que espera ser enviado por su suegro. Era una manera cordial de expresar su deseo de partir, pero estaba sujeto a la voluntad de la persona que estaba en autoridad sobre él.

Tanto Ya`akov como Labán, eran conscientes de que la prosperidad de este último se debía a la presencia del primero: He percibido (mediante adivinación), que Yehováh me ha bendecido por causa tuya. Ahora Labán hace una declaración cuya respuesta ya era conocida: Señálame tu salario y te lo pagaré. Ya`akov no podía exigir nada puesto que había hecho un acuerdo de trabajar siete años a cambio de cada una de sus hijas; recordemos que cuando llegó de Canaán no tenía como pagar la dote correspondiente; así que ahora Labán podría decirle: bueno Ya`akov, estamos en paz. Tú tienes mis dos hijas por las cuales me pagaste con 14 años de trabajo; toma tus mujeres y tus hijos y vete con lo que tienes puesto! Después de todo ese había sido el acuerdo.

Mas Ya`akov tiene una propuesta:

“Seguiré trabajando para ti, pero hagamos un trato: las ovejas manchadas, y salpicadas de color y las oscuras, serán mi salario.”

Labán está de acuerdo y se apresura a separar los animales de tales características en sus rebaños, para impedir que en adelante, las crías se reproduzcan a favor de Ya`akov.

Las mismas ovejas manchadas de la época de Ya`akov, criadas en Canadá.
Oveja moteada

Ante la treta de su suegro, Ya`akov trata, mediante sus tradiciones y creencias, de forzar la concepción de animales con las características deseadas, diríamos que pretendiendo hacer ¡manipulación genética! y las cosas parecen dar resultado; pero Labán le cambia las condiciones cada vez que se da cuenta de que los animales que le corresponden a su yerno se multiplican más que los que le corresponden a él. Así modifica a su antojo las condiciones del acuerdo diez veces en el transcurso de los próximos años (Génesis 31:41). Pero era Yehováh y no los trucos de Ya`akov, quien multiplicaba las crías, porque solo Él tiene la llave de la vida, cosa que finalmente Ya`akov reconoce (Génesis 31.7-9).

Aquí no hay truco de la “cuarta dimensión” como algunos pretenden enseñar. Nosotros no podemos -ni debemos- manipular la Creación de Yehováh; y si parece que lo hacemos, seguramente lo logramos yendo en contra de lo establecido por Él.

Aplicaciones Prácticas

  • Los seres humanos estamos convencidos de que nuestra habilidades y destrezas son las que nos conducen a los resultados esperados. Pero es Yehováh quien tiene la última palabra. Ya`akov fue bendecido por las promesas que Yehováh había hecho a su abuelo Avraham: lo protegería a él y a su descendencia de quienes quisieran hacerle daño.
  • Yehováh es Soberano absoluto de todo lo que sucede en nuestras vidas. Y muchas veces dificultamos su tarea, cuando nos resistimos a actuar conforme a sus Instrucciones.

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