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Parashá Anual -Génesis 44:18 – 47:27
Nombre de la parashá: Vayigash – Se acercó | Génesis 44:18 – 47.27
Lecturas Complementarias: Ezequiel 37:15-28 | Lucas 24:30-48
Entendiendo el problema de la asimilación
¿Conoces el término? Asimilación, tiene un significado básico de “hacer igual” a algo ó a alguien. Por ejemplo, decimos: “Esta música se asimila a aquella” ó “tal persona se comporta de manera similar a… alguien conocido”. Ahora bien, de éste término, se desprende: ASIMILACION CULTURAL, con lo cual estamos hablando de adoptar un estilo, una forma de vida; una manera de ser, una prioridad, una cultura, unos valores, etc. incorporándolos a nuestra vida de manera que lleguen a ser parte de uno. Sucede cuando, al salir de nuestra patria, adoptamos, ya por fuerza, ya por conveniencia, las costumbres y formas de vida del nuevo país. Afirmamos que si hemos de prosperar en el nuevo lugar, hemos de “integrarnos a la cultura” pues de otra manera siempre seremos considerados y tratados como extranjeros.
Yosef (José) en Mitsrayim (Egipto)
Yosef no fue el primero en enfrentarse al problema de la asimilación venciéndolo con éxito. Avraham, Yitsjak y su hijo Ya’akov, que llegaría a ser Yisrael, habían sido capaces de mantener su identidad y su lealtad a Yehováh, a pesar de estar rodeados de gente pagana. Ahora Yosef, ¡estaba solo! Por supuesto que Yehováh estaba con él; pero no había nadie más de su familia; sin embargo mantuvo sus valores y su confianza en el ‘Elohim de sus padres, lo cual se hace evidente cuando les dice a sus hermanos durante su primer encuentro después de 17 años:
Yo temo a Elohim (Dios) Genesis 42:18
Y que Yosef había influido en sus siervos en cuanto a su fe, se hace evidente, cuando en el segundo viaje, al retornar el dinero, el siervo de Yosef que recibe a sus hermanos, les dice:
Paz a vosotros, no temáis. Vuestro ‘Elohim, el ‘Elohim de vuestro padre os dio un tesoro escondido en vuestros costales; vuestra plata llegó a mi. Génesis 43:23.
Así a pesar de que Yosef lucía externamente como un egipcio, hablaba la lengua egipcia y tenía un nombre egipcio: Tsafnat Panéaj, nunca dejó de ser Yosef, el hijo de Ya’akov. Pensemos: una vez establecido en Mitsrayim (Egipto), Yosef podría haberse olvidado de su familia y de sus creencias; después de todo, le habían rechazado fríamente vendiéndolo como si no fuera de la familia; sin embargo, mantuvo su identidad. Esta convicción, es lo que dirige las acciones de Yosef aún respecto de su familia.
El encuentro
Yahudáh pues, asume la responsabilidad y negocia con el “gobernador de Mitsrayim” que desea quedarse con su hermano menor Binyamín, como esclavo. Notemos la reacción de Yahudáh, que contrasta con el comportamiento que tuvo en el pasado cuando por iniciativa suya Yosef fue vendido.
¿Qué le llevó a actuar así? ¿la culpa? ¿la preocupación por su padre? ¿el arrepentimiento de lo que había hecho? El pasaje no nos lo dice, pero lo importante es que hubo un cambio favorable, y de eso se trata la vida: de aprovechar las experiencias y los errores para crecer y ser mejores llegando a dar la vida si fuera necesario.
Yosef, pues, comprueba que sus hermanos han aprendido la lección y ahora están dispuestos a todo para proteger a su hermano menor Binyamín. Así pues, Yosef da el siguiente paso: ¡revelarse a sus hermanos!
El capítulo 45 nos permite ver la claridad de pensamiento de Yosef. Nunca almacenó el dolor que sintió (Gen 42:21), ni dio paso a la amargura o a los justos deseos de venganza. Se concentró en la soberanía de Yehováh y fue capaz de trasplantar a Mitsrayim (Egipto), al menos a su entorno, aquellas cosas que había aprendido de su padre Yisrael (Ya’akov): La integridad, la responsabilidad y el “temor a Elohim”.
La conveniencia de vivir “apartados”
Y dijo Paroh (Farón) a Yosef: Di a tus hermanos: Haced esto: Cargad vuestras bestias, e id, entrad a la tierra de Kenaán. Luego tomad a vuestro padre y a vuestras familias, y venid a mí, y yo os daré lo bueno de la tierra de Mitsrayim, y comeréis de la abundancia del país. Mándales también: Tomad carros de la tierra de Mitsrayim para vuestros pequeños y vuestras mujeres, y tomad a vuestro padre, y venid. Y no os preocupéis por vuestros enseres, porque lo mejor de toda la tierra de Mitsrayim es vuestro. Génesis 45:17-20
La propuesta de Paroh era que Yisrael y su familia dejaran todos sus enseres; que solo se subieran a los carros que les enviaba y salieran de allí cuanto antes. En otras palabras, a toda la familia de Yosef le dieron “visa de residencia” sin problema alguno; y no necesitaría nada, pues el país donde se realizaban los sueños, era suyo.
Cualquier parecido con otro país en la actualidad es coincidencia. ¿O no? La respuesta es NO! No es coincidencia porque el sistema del mundo no ha cambiado en siglos. Yisrael no dejó su identidad ni nada de lo que Yehováh le había provisto. No iba a cambiar su ocupación de pastor de ovejas, aunque fuera abominación para los egipcios, pues al fin y al cabo, esa sería su protección en el futuro.
Yisrael, pues, cree lo que le dicen acerca de Yosef su hijo desaparecido, cuando ve los carruajes de Mitsrayim y sale con todo lo que tiene, pero se detiene en Beer Sheva a ofrecer sacrificios a Yehováh y a confirmar que estaba haciendo lo correcto, según el plan Divino.
EL PASADO… ENTIERRALO!
La tragedia de muchos seguidores de Yeshúa, es el desconocimiento de la total y absoluta soberanía de Yehováh. Cuando ignoramos ésta verdad, nos mantenemos buscando culpables de lo que nos sucede, o bien considerando síes condicionales: Si hubiera hecho así…; si no hubiera hablado… etc.
Y aunque de alguna manera, que yo aún no logro precisar, nosotros somos protagonistas de lo que sucede en nuestras vidas, mientras Yehováh mantiene el control total al mismo tiempo. ¿Dónde termino yo y dónde comienza Yehováh en mis acciones diarias? es una linea de frontera muy tenue e indefinible…
Pero la única forma de estar seguros es viviendo dentro del marco de Su Toráh – Instrucciones. Solo así podremos tener la certeza de que todo, todo, todo lo que sucede en nuestras vidas Él lo utiliza para nuestro bien.
Aplicación Práctica
La seducción de Mitsrayim (Egipto)
Para transformar la descendencia de Yisrael en una gran nación, era necesario pasarlo por el horno de la aflicción. Yehováh se lo advirtió a Avraham, y de nuevo a Ya’akov (Gen 46:3-4).
Pero para construir la fe de una nación, era necesario que experimentaran lo que significa estar gobernados por el hombre: Paroh (Faraón). Todo el proceso resultó doloroso; pero fue la esperanza lo que sostuvo al pueblo confiando en que un día, que parecía no llegar, vendría un libertador. Y llegó finalmente.
Para entonces Mitsrayim (Egipto y todo lo que representaba) había logrado inquistarse en los corazones de muchos Israelitas y el proceso de sacarlo de allí tomaría muchos años. El problema no fue la primera generación que descendió a Mitsrayim; sino las siguientes que fueron perdiendo la referencia de su identidad.
Ahora, si tú eres la primera generación que conoce a Yeshúa en tu familia, ¿cómo afirmarás esa identidad en tus descendientes? ¿Cómo les protegerás de la poderosa influencia atractiva del mundo? La única respuesta: siendo tú, obediente a la Toráh y modelando esa obediencia con tus hijos.
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