Egipto

Génesis 47:28 – 50:26 | Vayejí

Parashá Anual – Génesis 47:28 – 50:26

Nombre de la Parashá: vaYejí – Él vivió

Lecturas Complementarias: 1Reyes 2:1-12 | Hechos 7:9-16 – Hebreos 11:21-22 – 1Pedro 1:3-9; 2:11-17

Fin del comienzo

La parashá (porción) de ésta semana nos lleva a los detalles de la partida de Yisrael (Ya’akov), quien vivió 147 años. Este pasaje es de suma importancia puesto que hallaremos el origen de lo que en el futuro será la Casa de Yisrael o Tribus del Norte, que habrían de ser dispersadas por el mundo y a las que hoy Yehováh está despertando para dar cumplimiento a sus planes y propósitos eternos. Para una comprensión más detallada de este tema te invito a leer el artículo:  Descubre tu Identidad

Los hijos de Yosef son adoptados por Ya’akov

Yosef era el mayor de los hijos que Rajel (Raquel) dio a Ya’akov, pero no era el primogénito de éste. Ese lugar correspondía a Reuven hijo de Leah; pero en algún momento Reuven profanó el lecho de su padre cuando se acostó con la sierva de Rajel, Bilha quien era concubina de Ya’akov (Génesis 35) y eso ocasionó la pérdida de su primogenitura.

Fue Yosef quien recibió tal honor. Los hijos de Yosef, Menasheh y Efráyim, fueron entonces adoptados por Ya’akov y ellos vinieron a ser como los demás hijos, teniendo una parte de la herencia en todo sentido.

Observa el cuadro anexo con la genealogía de Avraham, donde aparecen los hijos de Ya’akov en los cuadros amarillo claro, con sus respectivas madres. No te confundas porque la número 11 es Dina, pero de ella no procede ninguna tribu.

Por otro lado es importante entender que a los doce hijos varones de Ya’akov, se suman los dos de Yosef, para un total de 14; pero se descuenta Yosef, en vista de que es reemplazado por sus dos hijos, para un total de 13 varones. De ellos Levi sería escogido para servir en el tabernáculo y posteriormente en el templo, lo que nos da un total final de los 12 hermanos de quienes descienden las doce tribus de Israel que recibirán herencia, aunque siguen siendo en realidad 13 tribus.

La bendición sobre Efraín

Cuando Yosef presenta a sus hijos para ser bendecidos por su padre Yisrael (Ya’akov), sucede algo inesperado para él, cuando su padre dice:

Elohim en cuya presencia anduvieron mis padres Avraham y Yitsjak, ‘Elohim que me ha pastoreado desde que existo hasta este día, el Angel que me liberta de todo mal, bendiga a estos jóvenes.
Sea perpetuado en ellos mi nombre, y el nombre de mis padres Avraham y Yitsjak, y aumenten hasta ser una multitud en medio de la tierra.

Yosef se molesta por la manera en que Ya’akov ha puesto sus manos sobre sus dos hijos, pues tiene su mano derecha sobre el menor, lo cual es un tremendo error a su juicio! (La mano derecha o el lado derecho, en la cultura oriental significa privilegio, prelación, supremacía y Ya’akov está haciendo lo contrario dando más importancia al menor).

Ya’akov entonces le explica que él sabe lo que está haciendo, y así dirigido por Yehováh profetiza lo que habría de ser el futuro de Efráyim:

Su padre rehusó [cambiar la posición de las manos] y dijo: lo sé, hijo mío lo sé. También Menasheh llegará a ser un pueblo, y también será grande. Sin embargo su hermano menor (Efráyim) será más grande que él, y su descendencia llegará a ser una multitud de naciones.

Entender este momento de la historia es clave para comprender lo que sucedió posteriormente cuando el reino se partió a la muerte de Sh’lomoh (Salomón), porque las Tribus del Norte partieron bajo el liderazgo de un descendiente de Efrayim: YAROVAM (Jeroboam) y más tarde fueron expatriadas y dispersadas por los rincones de la tierra. Esta es la raíz de nuestra verdadera identidad.

 

Quién es Efraín actualmente 

Las diez Tribus del Norte, llamadas también Casa de Israel o  Efrayim (Efraín) ó Yosef (José) en muchos pasajes del Tanak (Antiguo Testamento), han sido el medio por el cual Yehováh ha bendecido a las demás naciones, pues a pesar del desconocimiento de su identidad y aún del rechazo de la misma, las promesas hechas por Yehováh a Avraham, Yitsjak y Ya’akov, permanecen vigentes, pues aunque seamos infieles, Él permanece fiel; Él no puede negarse a sí mismo.

De esta manera el mensaje de Yeshúa, ha llegado hasta los confines de la tierra en cumplimiento de lo anunciado por Él mismo: He sido enviado a buscar a las “ovejas perdidas de la Casa de Yisrael”. Y así es que para rescatar tales ovejas, Yeshúa envía discípulos que hemos estado llevando Su Palabra por todo el mundo de manera que quienes somos sus ovejas, escuchamos su llamado porque reconocemos su voz.

Ahora, en el desarrollo de la historia, hay multitudes que se han vinculado a los verdaderos seguidores de Yeshúa, como sucedió a la salida de Mitsrayim (Egipto), cuando una cantidad innumerable de gente no yisraelita aprovechó para escapar de la esclavitud. Pero muchos de estos oportunistas nunca entendieron el privilegio de ser parte de la nación escogida por Yehováh al igual que ahora.

En la Asamblea de Yisrael hay toda suerte de aves que vienen y anidan allí, porque ven oportunidades, ya para saciar sus necesidades emocionales, ya para satisfacer sus necesidades de actividades sociales sanas, ya para desarrollar sus negocios, ya para procurar una profesión como en el caso de los ministros que se educan profesionalmente y son contratados para predicar o “pastorear” sin haber recibido nunca un llamado de parte del Elohim Eterno para ejecutar tal tarea.

Efraín está siendo despertado

Lo hemos dicho antes: Estamos viviendo la época más emocionante de la historia, porque estamos ad-portas del final. Lo que estaba previsto que sucediera, ya casi ha sucedido del todo; solo quedan algunos detalles para el final.

Así Yehováh está a punto de terminar su plan y lograr su objetivo: La restauración de todas las cosas a su orden original. Sí. Toda esta historia conduce a la restauración del orden original, el cual se perdió cuando la rebeldía hizo su aparición en escena.

Así en estos días Yehováh está despertando a todos aquellos que somos descendientes de las tribus perdidas y también está comenzando a despertar a Yahudáh, a quien conocemos como: los judíos. Ellos son nuestros hermanos y un día estaremos finalmente juntos, según está previsto en Ezequiel 37 y en muchas otras partes de la Escritura.

Necesitamos aprender de ellos lo que tantos siglos de mantener su identidad, les ha enseñado; pero ellos también necesitan aprender de nosotros quien es el Mesías verdadero: Yeshúa, a quien también nosotros debemos retornar. No hablo del Jesús occidentalizado, sino del auténtico Mesías, el yahudita, el de raíces hebreas, el que modeló guardando la Toráh sin abolirla, el que guardaba el Shabbat y la Fiestas de Yehováh, el que vino a salvar y buscar lo que se había perdido.

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