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Vayikrá 1:1 – 2:16 | Vayikrá
Parashá Trienal

Introducción que se debe leer

Muy probablemente cuando Yeshúa contaba con cinco años, empezó el estudio del libro de Vayikra (Levítico), como era la costumbre en la época (al igual que lo es en el presente). Desde nuestro punto de vista, no consideramos apropiado introducir a un niño en las prácticas sacrificiales y sangrientas que se relatan en este libro, porque sencillamente no comprendemos su significado y las consideramos como meros actos de barbarie contra los animales.

Nuestra errada concepción de Yehováh, nos conduce a ser renuentes a aceptar que Él haya decidido ser adorado mediante el sacrificio de animales; y menos aún entendemos que al presentarlos, haya una fragancia, que al ascender de la carne quemada, le sea agradable. Necesitamos revisar entonces nuestro entendimiento porque riñe con el carácter de Él.

Tan solo imaginar el escenario donde se llevaban a cabo todos los sacrificios que vamos a estudiar, nos produce un rechazo inconsciente; pensar en los sacerdotes cortando la yugular del animal para recoger su sangre y luego abriéndolo para retirar sus órganos, y realizando todos los demás procedimientos, nos hace desear ir al Nuevo Testamento donde apreciamos que Yeshúa haya terminado con el sistema de sacrificios.

Si embargo, es muy importante descubrir que el propósito de Yehováh no era simplemente ordenar sacrificios para percibir el olor de la carne quemada, sino que por tal medio Él estaba mostrando al pueblo de Israel la necesidad de un Mesías que haría expiación por todos nosotros. Entonces comenzamos a entender que “el olor fragante”, era en cierto sentido una sombra del significado que la obra de Yeshúa representaría para el Padre, porque en él estaba reconciliando a su pueblo y rescatando lo que se había perdido.

El libro de Vayikra nos va a conducir a través de la descripción de múltiples categorías de sacrificios, cada uno de los cuales tenía un propósito diferente; conoceremos acerca de la minjáh u ofrenda de cereal, de alimento o de vegetales; de diferentes tipos de ofrendas de pan; de libaciones con vino y de muchas más cosas complejas de entender por sus procedimientos, pero trataremos de develar su significado porque es la única manera en que podremos apreciar el valor de lo que el Mesías llevó a cabo cuando vino.

No perdamos de vista, mientras iniciamos nuestra jornada a través de este libro, que independientemente de nuestras preferencias personales, lo que vamos a hallar son los procedimientos ordenados por Yehováh para relacionarnos con Él. Como podemos verificarlo desde los albores de la humanidad, Yehováh instruyó al ser humano para que le presentara ofrendas, tal y como lo vemos registrado en la historia de Caín y Abel. Posteriormente vemos que esta práctica se extendió conforme la humanidad se fue dispersando y generando civilizaciones y culturas que practicaron el ofrecimiento de sacrificios a sus deidades.

Así las cosas, lo importante no es juzgar si era o no apropiada la ejecución de los sacrificios; más bien debemos enfocarnos en descubrir el por qué de ellos; qué era lo que Yehováh quería comunicar a su pueblo y cómo efectuarlos conforme a sus Instrucciones (Toráh), poniendo así a prueba la obediencia de su pueblo.

Evidentemente, hoy no es posible presentar sacrificios de ninguna clase por cuanto no existe la Casa de Yehováh, y ni judíos ni cristianos pueden efectuarlos porque tal práctica resulta en una violación de la Toráh.

Pero el estudio que realizaremos desde una perspectiva mesiánica, nos permitirá adentrarnos en pasajes que hasta ahora habían sido oscuros para nosotros y nos ayudará a comprender mejor el ministerio de Yeshúa, los escritos de Shaúl y los demás escritos del Brit Hadashá o Nuevo Testamento.

Parashá Trienal – Vaykrá (Levítico) 1:1 – 2:16

Nombre de la Parashá: Vaykrá = Y Él Llamó | Levítico 1:1 – 2:16

Lecturas Complementarias: Isaías 48:12 – 49:3 | Efesios 5:1-10

Vayikra, significa: Y Él llamó. El libro comienza con la letra vav, una conjunción que nos da la idea de continuidad con el relato del Éxodo. Para comprender este libro es importante entender el problema que se está tratando de resolver.

Vayikra 1:1-2

La palabra hebrea para OFRENDA, es korbán, que significa víctima u ofrenda. Sin embargo, ofrenda es una pobre traducción, puesto que la expresión conlleva la idea de un pago, un tributo, una cuota. Pero el punto aquí es que Yehováh no necesita del pago de un tributo o impuesto o cutoa de parte de nosotros.

KORBÁN, cuya raíz es la palabra hebrea karav, significa: acercarse. Es decir que una persona trae un korbán con el propósito de acercarse a Yehováh. ¿Por qué debe traerlo?

Porque Yehováh es diferente a nosotros, es decir no es imperfecto o injusto, está aparte de nosotros en ese sentido; es kadosh; no es común. Y como Él mora en un lugar apartado (el Tabernáculo en ese tiempo), el hombre no se puede acercar por sí mismo debido a su condición, sino que debe enviar un substituto en su lugar: un korbán; es lo que le permite acercarse a Él para tener comunión con Él. En otras palabras podría decirse que un korbán era un regalo; así era como nuestros padres lo consideraban. Yehováh no necesita de regalos, ni de animales, ni de ninguna otra cosa porque toda la tierra le pertenece, aún nosotros mismos.

Cinco Clases de Sacrificios

La Ofrenda Quemada

Puede haber sido traducida también como: Holocausto u Ofrenda de Humo Ascendente. Corresponde a las palabras hebreas: korbán oláh . La palabra oláh significa: “aquello que se eleva“; entonces tenemos: un sacrificio que se eleva.

Quien presentaba una ofrenda en holocausto, no obtenía nada de ella; tampoco la presentaba en compensación por un pecado y por supuesto no obtenía perdón por ella, como sucede con otros sacrificios. El animal completo era consumido en el altar y era transformado en humo que asciende, humo que se eleva en agradable aroma delante de Yehováh.

Según el judaísmo, los gentiles temerosos de Yehováh, no podían presentar sacrificios; en su lugar, pagaban al sacerdote para él los presentara en nombre de ellos, a lo que hace referencia Isaías 56:7.

Este holocausto representa una total rendición del individuo ante Yehováh, mostrando su humilde consagración y dando a entender que se rinde totalmente a Él. Simboliza al justo cuya voluntad y esencia es presentada ante Elohim como grato sacrificio agradable – Romanos 12:1

La actitud de los oferentes

Nuestros padres veían estas, como oportunidades de venir ante Yehováh con gratitud y gozo, porque generalmente se trataba de expresar gracias por Su misericordia o su bondad. Recuerda que el korbán era para acercarse a Yehováh, no para venir a pagar una penitencia. Para los oferentes, era un privilegio que usualmente estaba acompañado de música y canciones. La persona que traía un korbán, tenía un alma gozosa, mientras su corazón se aceleraba por la emoción de estar trayendo algo en gratitud a su Elohim, a continuación ponía sus manos sobre el animal (Levítico 1:4), a la entrada de la Tienda de Reunión. Este acto  es llamado en hebreo: semijah; de esta manera transfería al animal, ya fuera su identidad o su pecado. Era una manera de declarar: este animal es mío y me representa a mí. Ver Números 8:10 y Números 27.

La verdadera razón de los sacrificios

Ciertamente no eran para alcanzar salvación mediante el perdón de los pecados. El oferente no traía el sacrificio para limpiar su conciencia, ni para obtener perdón por sus pecados. Ver Hebreos 10:4 y 9:9-10; es errado por tanto considerar que tal era la motivación de los oferentes. Lo cierto es que al no tener que practicar estas cosas en el presente debido a la ausencia del Templo, es complicado entender la razón; hoy no necesitamos entrar en el recinto sagrado ocupado por la presencia de Yehováh, pero en aquél tiempo, para poderlo hacer, las personas que estaban generalmente impuras y contaminadas por múltiples razones, necesitaban hacer estos rituales para poder acercarse a Él. Ver Hebreos 9:13-14 y reflexionar sobre tal declaración.

Ofrendas conforme a su capacidad… o su gratitud

Los primeros versos del capítulo nos hablan de un sacrificio de ganado vacuno, luego era posible ofrecer una cabra o una oveja; también las aves eran una opción, pero estaban en lo más bajo de la lista. Esto sugiere que primero, de acuerdo a la capacidad financiera del oferente, había diferentes opciones; pero también dependiendo de “tamaño” de la gratitud, unos serían más generosos y expresivos que otros.

El oferente tanto de los vacunos como de los rebaños era quien debía degollar el animal; el sacerdote entonces recogía la sangre para luego derramarla en el altar a nombre del oferente; y acto seguido el oferente procedía a desollar el animal y a partirlo en trozos. No sucedía así con las aves; era el sacerdote quien con su uña cortaba la cabeza del animal y a continuación exprimía la sangre sobre el altar; obviamente en esta caso el oferente no podía poner sus manos sobre el animal, que era muy pequeño, se asumía que de hecho este era una representación de quien lo traía.

Thomas Lancaster, en su comentario sobre el libro de Vayikra afirma:

En el mundo antiguo, la gente consideraba los altares como puntos de contacto entre el cielo y la tierra. Un altar funcionaba como una puerta, una especie de portal místico entre la esfera de lo terrenal y la esfera de lo divino. Lo que fuera que tocara el altar, se convertía en algo santo (apartado ritualmente) para Dios y entraba en su presencia.

Desde lo alto del altar, los cuerpos de los sacrificios ascendían como humo a Dios. Por medio de la sangre del animal, el alma del oferente se acercaba simbólicamente a la presencia de Dios. Es decir, el alma del adorador se acercaba a Dios en su lugar Santo. Así el sacrificio substitutivo, superaba el problema de acercarse a un Dios Santo.

Según esta interpretación, el propósito del sacrificio no era la muerte del animal. El korbán es acerca de vida no de muerte; la muerte del animal solo proporcionaba los medios por los cuales la fuerza vital del animal (la sangre), podía obtenerse para ser usada en el ritual de la sangre.

Un aroma agradable

Levítico 1:9, hace referencia al olor agradable de los sacrificios. ¿Qué significa esto? ¿Acaso Dios realmente “huele” el olor de la carne quemada? Indudablemente para los seres humanos no hay nada como el aroma de una buena carne asada; pero ese no es el caso con Yehováh; esta es lo que se llama una metáfora, para ayudarnos a entender lo que Él experimenta cuando sus hijos le obedecen. Es una forma de expresar su beneplácito cuando su pueblo da muestras de hacer las cosas como Él ha dicho. 1 Samuel 15:22

En otras palabras, Yehováh acepta lo que le presenta el oferente cuando lo hace de la manera y con la actitud correcta. Recordemos una vez más lo que dice Romanos 12:1.

Minjáh

Después de la categoría de sacrificio de aves, que era generalmente el presentado por las personas de pocos recursos, sigue la ofrenda vegetal. Levítico 2:1. Esta era presentada por los más pobres, pues consistía en un poco de harina, con aceite y algo de incienso.

Minjáh, significa primariamente, regalo, presente, obsequio. Pero en el contexto de los sacrificios, significa: ofrenda de cereal, que también es llamada, ofrenda de vegetales, de granos o de alimento. De esta manera Yehováh aseguraba que ningún miembro de su pueblo fuera excluído al momento de desear presentar una ofrenda ante Él.

Esto nos hace pensar que Yehováh no está interesado en la calidad, el tamaño o el valor monetario de la ofrenda, sino en la actitud del que la presenta. Lógicamente Él sabía si una persona tenía la capacidad de presentar una u otra; pero eso precisamente pondría de manifiesto la realidad del corazón de la persona.

Vale la pena aclarar que la minjáh, no solo era la ofrenda de los más pobres. Más adelante hallaremos instrucciones respecto a otros sacrificios que han de ir acompañados de este tipo de ofrenda también.

Preguntas para reflexionar...

Vayikra (Levítico) 1:1 – 2:16

    1. ¿Cuales debían ser las condiciones del animal, cuando lo ofrecían a  Yehováh?
    2. La persona que ofrecía el animal, ¿qué acciones debía ejecutar?
    3. De la ofrenda de holocausto, ¿qué acciones debían hacer los sacerdotes?
    4. La ofrenda de holocausto u ofrenda quemada, ¿qué cosas nunca debía llevar? ¿Y cuáles ingredientes eran imprescindibles que debían estar presentes en las ofrendas de minjáh (o de cereales)?
    5. El oferente que presentaba una ofrenda a  Yehováh, ¿lo hacía voluntaria u obligatoriamente?
    6. ¿Qué se quiere dar a entender con: “Ofrenda encendida de olor grato para  Yehováh”?
    7. ¿Por qué crees que la ofrenda de Abel fue aceptada y la de Caín no?
    8. ¿Actualmente, podemos ofrecer algo de lo nuestro a Yehováh? ¿Qué cosas y cómo ofrecerlas?
    9. Únicamente los sacerdotes podían comer de las ofrendas de cereales. ¿Qué significado tendría esto para ellos?

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